Ana María Abello: El legado de Santos

Ana María Abello: El legado de Santos

El legado de Juan Manuel Santos es la supuesta paz de Colombia y esta ha dado para todo. Por cuenta de la paz Santos engañó a todo un pueblo, arrodilló a las instituciones a punta de mermelada y de almendras para así lavarles los prontuarios y los dólares a un puñado de narcoterroristas.

A Santos le está quedando difícil justificar tanto atropello porque finalizando su era como presidente la paz no se ha asomado por Colombia. En cambio, si han llegado otras cosas como: el vertiginoso aumento de los cultivos de coca, la recesión económica, la aftosa, la crisis en todos los sectores como la salud, la educación y la justicia, la proliferación de bandas criminales y el desasosiego generalizado de todo el que no haya tenido la “fortuna” de participar de los multimillonarios contratos estatales al estilo de Natalia Springer.

Todos esos indeseables para nuestro país llegaron a pesar de la advertencia de la oposición. Se dijo que la prohibición de la erradicación aérea de los cultivos de coca naturalmente los haría aumentar, pero este gobierno nunca tuvo la intención de que disminuyeran porque eso habría significado contrariar a la guerrilla y para Santos eso no era ni es posible. Él prefiere decirles mil veces no a los maestros, a los pensionados y a los niños que negarles algo a los delicados guerrilleros.

También se dijo que el gobierno Santos era derrochón y que ni siquiera la pasada reforma tributaria, que nos dejó jadeando, bastaría para cubrir las multimillonarias obligaciones en las que nos metió. Entre el derroche, la corrupción y la mera estupidez (ejemplo las consultas antimineras) Santos nos está dejando un país que habiéndose gastado lo que no tiene, difícilmente podrá salir a flote a menos de que se tomen unas medidas económicas contundentes que devuelvan la competitividad y la confianza inversionista. No estaría de más que el sector público diera ejemplo de austeridad y en el congreso aprobaran una ley que redujera las prebendas económicas excesivas de los funcionarios. Que bueno sería ver a los congresistas pagando su propia gasolina ¿no creen?

Parecería que Santos tiene el “no” dañado con las Farc, pero con el resto de la población, a los que no les hizo conejo les hizo pistola. Si no me creen pregúntenle a los que le comieron el cuento en el 2014 de que iba a apoyar el proyecto de ley que traería alivio a los pensionados con el salario mínimo. El entonces candidato jugó con la gente prometiendo algo imposible de cumplir. Si en Colombia no se  robaran nuestros impuestos y si el gobierno no se comportara como una loca irresponsable con tarjeta de crédito ajena, tendríamos con qué cumplirle a los que se han molido el lomo trabajando toda la vida y asegurarles una relativa tranquilidad en su tercera edad.

En el plano internacional la paz también dio para todo. Santos estrechó lazos diplomáticos con los regímenes cubanos y venezolanos llegando hasta el punto de hacerse el de la vista gorda con los abusos cometidos contra sus pueblos. Personalmente me impactó de sobremanera cuando Santos le entregó a Maduro al estudiante Lorent Saleh, que no había cometido crimen distinto al de protestar contra el régimen. Actualmente Saleh se encuentra preso en “La Tumba” una cárcel de máxima seguridad a varios metros bajo tierra. En ese sitio, siempre hace frío, las pareces son blancas, las luces permanecen prendidas. Ellos no saben si es de día o es de noche. Más que un sitio de reclusión es un sitio de tortura. Siento vergüenza con Yamile la madre de Lorent y siento vergüenza con los demócratas del mundo. Así no es mi país.

El paso por la presidencia de Juan Manuel Santos deja un astringente hedor a corrupción. Lo demuestra el caso Odebrecht, el caso de las ministras, el hecho de que todavía no nos den razón del dinero producto de la venta de Isagen e incontables episodios que sin razón alguna quedan en el aire. Es cierto cuando dicen que acá nada pasa, y yo le añadiría: “especialmente si eres Santista”.

El próximo presidente va a heredar un país muy distinto al que le tocó a Santos en el 2010 y esa herencia no se puede aceptar con beneficio de inventario. Desde el Centro Democrático trabajaremos para que sea uno de sus candidatos el que tome las riendas del potro famélico y enfermo que deja Santos para retomar el rumbo correcto para nuestro país.

PD: Espero que el sentido del humor de Daniel Samper Ospina le sirva para explicar como hace un padre de familia para autorizar que su hija menor de edad aparezca en fotos de alto contenido sexual.

@ANIABELLO_R

Publicado: julio 21 de 2017