Colombia necesita tener una industria minero-energética pujante para poder financiar el famoso posconflicto y la necesidad de mejorar la infraestructura.
Me tiene afectado todo lo que está sucediendo en Colombia con la minería. Me preocupa, porque lo que está pasando hoy en día en Colombia pone en riesgo todos los avances que ha tenido el país desde que se comenzó a implementar la estrategia de mejorar la confianza inversionista. Es también triste caer en la cuenta de cómo muchos compatriotas de verdad no tienen la capacidad de analizar las cosas, más allá del sensacionalismo de las redes sociales.
Es un hecho que la minería y el petróleo son industrias que generan polarización, porque son industrias “sucias”. Pero como lo demuestra inequívocamente la experiencia de Noruega, Australia o Canadá, la minería es un gran generador de recursos para el fisco, recursos que son necesarios para mejorar las condiciones de vida de la nación.
Acá les presento un par de falacias que veo se repiten a diario en Facebook y Twitter, y que poco a poco se van arraigando dentro de la población:
- “Es que Colombia tiene que bajar su consumo de petróleo ya; tiene que convertirse en un miembro responsable del mundo. El calentamiento global es una realidad!” Realidad: Es obvio que el calentamiento global es una realidad que el mundo tiene que enfrentar. La cuestión es “cómo”. Me explico: Un colombiano promedio consume 2 barriles de petróleo cada año. Un norteamericano promedio consume 20 barriles por año. ¿Quién contamina más? ¿Quién debe hacer más esfuerzo? ¿Es justo condenar a Colombia a la pobreza para subsidiarle al norteamericano su nivel de emisión de CO2?
- “Es que la minería y los hidrocarburos no le dejan nada a Colombia!!” Realidad: Solo por concepto de regalías, entre el 2010 y 2016 la minería y el petróleo pagaron un total de COP $55 billones de pesos, más o menos el 45% del total del recaudo anual actual del gobierno central. Más importante aún, las regalías fondearon entre el 2010 y el 2016 el 35% de toda la inversión (carreteras, puentes, casas, alumbrado, acueductos) que se hizo en los municipios de Colombia.
- “¡Es que tenemos que cambiarnos el ‘chip’: no más minería, vamos a volvernos un país industrializado!” Realidad: Todos queremos que Colombia se vuelva un país desarrollado con un aparato productivo e industrial comparable al del mundo desarrollado. Pero acá el problema: Según el Banco Mundial, una empresa en Colombia paga, en promedio, una tasa de impuesto efectiva contra utilidades del 68%. Nueva Zelanda, el país más competitivo del mundo según el ranking del Banco Mundial del 2017, le cobra a sus empresas una tasa de impuesto efectiva contra utilidades del 34%. Y Nueva Zelanda tiene una impresionante infraestructura vial y portuaria. ¿Cómo competimos?
- “¡No todo es dinero, señor Bernal; el agua está primero!” Realidad: la industria petrolera sólo gasta el 1% del agua que se consume en Colombia. La agricultura gasta el 30% y la ganadería cerca del 10%. Si la cuestión es de agua, ¡pues entonces prohibamos el consumo de carne!
- “¡No más minería, sí al agua!…Enviado desde mi IPhone 7”. Comentario: Sin comentarios, la verdad. O bueno, claramente algo anda muy mal con la educación en Colombia. En serio no es tan complicado entender que el IPhone se hace con minerales.
Colombia necesita tener una industria minero-energética pujante para poder financiar el famoso posconflicto y la necesidad de mejorar la infraestructura del país. Haga la labor patriótica de defender el emprendimiento minero-energético en Colombia.
Publicado: junio 13 de 2017