Creo que si hay algo que me ha caracterizado en mi vida es el sentido crítico. Es decir, ¡el no comer entero! No en vano fui periodista porque en mí existe una curiosidad innata por ir más allá de lo evidente, para encontrar la verdad. Pero, además, porque siempre he creído en la justicia y en que todos nos merecemos saber lo que sucede en medio de los hilos del poder.
Quizá por eso es que no entiendo cómo ahora “algunos” se ofenden cuando uno indaga por la entrega total de las armas de las Farc. Es como un “chito, no diga nada” (con codazo incluido); es como una resignación; es como “peor es nada”; es como una complicidad silenciosa y llena de miedo que nos quieren vender desde el mismo gobierno de Juan Manuel Santos.
Y, discúlpenme, yo no me puedo quedar callada y más cuando ¡las cuentas no dan! Esas 7.132 armas entregadas hoy por las Farc no coinciden con las 14 mil, a las que se había referido el mismo presidente Santos. Entonces, ¿dónde están las 7 mil restantes? ¿Por qué ahora cambia la cifra de armas de forma tan dramática?
Pero tampoco coinciden los números con los 10 mil fusiles AKM Kaláshnikov (AK 47), calibre 7.72, que este grupo terrorista le compró a Vladimiro Montesinos, por 15 millones de dólares. Sí, señores, ¿recuerdan aquella historia de un avión ruso sobrevolando el espacio aéreo colombiano y lanzando el cargamento para las Farc, cerca al río Guaviare? Entonces, si fuera solo por esto, las cuentas tampoco dan.
Sin embargo, y como declararon en los diferentes medios de comunicación los militares retirados (que por cierto, no están ni cinco contentos con la visita de las Farc a la Escuela Militar de Aviación Marco Fidel Suárez), hay que agregar otro punto: no aparecen todos los lanzacohetes, los misiles, los morteros y demás armamento de apoyo.
Incluso, ellos se refieren a que dicho grupo guerrillero tiene, por bajito, 20 mil armas. Claro, esto tiene un sustento y es que al comienzo de la década del 2000, se decía que las Farc contaban entre sus filas con 21 mil hombres.
Pero sigamos que aquí no acaba el listado de incongruencias. Las Farc solo han entregado 70 caletas, de las 900 o 940 que se dice que tienen. Entonces, ¿de qué entrega de armas estamos hablando? ¿Qué estaba celebrando el Presidente hoy, si falta un montón? ¿O este es otro de los tantos shows mediáticos que le fascinan a Santos?
Y como si lo anterior no fuera suficiente hay que decir que las Farc hoy tienen bajo su poder 700 armas para proteger las zonas veredales, donde se encuentran concentrados. Es decir, ¿siguen armados? ¿Por qué el gobierno permite esto si es absolutamente ilegal? ¿Ellos pueden garantizar su “seguridad” por su propia cuenta? ¿Son acaso una empresa de seguridad o una fuerza armada o militar legítima del Estado colombiano?
Es por eso que tampoco entiendo por qué el gobierno de Juan Manuel Santos insiste en rearmar a un grupo de las Farc. Es una contradicción (como tantas de las que él tiene) ufanarse del desarme de este grupo terrorista, mientras que al tiempo está formando a 315 guerrilleros como escoltas armados. ¿En la cabeza de quién cabe eso? Es decir, ¿les quita las armas para volvérselas a entregar?
Es por eso que después de ver lo que vi hoy puedo decir que el gobierno Santos se podría definir como el gobierno de la fiesta y la celebración sin motivo. Finalmente lo de hoy fue una entrega de armas sin todas las armas; así como lo de Cartagena fue una firma de unos acuerdos de paz, sin una paz aprobada por el pueblo colombiano (y así lo confirmó la victoria del No en el plebiscito).
En efecto, el presidente señaló que hoy era “el día en que las armas se cambiaron por las palabras”. Y es parcialmente cierto, porque las pocas armas que se recibieron se intercambiaron por un discurso soso, efectista y lleno de una falsa emotividad, de parte del mandatario de los Colombianos.
La verdad es que este desarme incompleto me preocupa y mucho. Más cuando ahora estamos hablando de varias disidencias y del surgimiento de bandas criminales. Sin contar que ahora hay unos grupos con fines dizque “políticos”, que están sembrado el terror en la sociedad. Me preocupa, ¿y a ustedes?
Publicado: junio 30 de 2017