La financiación del Plan Paz, que prácticamente era un hecho bajo la presidencia de Barack Obama y que muy seguramente no habría encontrado obstáculos si la presidencia la hubiera ganado su sucesora Hillary Clinton, está en veremos, por los duros cuestionamientos que ha tenido en el seno del gobierno norteamericano. Esto se comenzó a percibir durante la visita de Juan Manuel Santos a Washington y se ha venido constatando por varios hechos tales como la carta que el gobierno americano le envió a la Corte Suprema de Justicia colombiana cuestionando la liberación del guerrillero alias Nader y por los incesantes pedidos de que Colombia retome la aspersión aérea para erradicar los cultivos ilícitos. Sin embargo, en mi opinión, la brillante intervención del congresista Marco Rubio cuestionando a Rex Tillerson acerca de la postura del gobierno americano con respecto del proceso de Santos, resume no solo sus preocupaciones sino la de millones de colombianos que no apoyan el proceso. Por esa razón he decidido traducir su intervención y la respuesta de Tillerson, para que sean ustedes los que saquen sus propias conclusiones.
Marco Rubio
“En el hemisferio occidental una de las mejores noticias (…) es el Plan Colombia. En un estado que estaba al borde del fracaso y que, gracias a la valentía extraordinaria, el valor y la inversión de los colombianos y el apoyo de Estados Unidos para ese esfuerzo, los llevó a un mejor lugar bajo la presidencia de Uribe. Como ustedes muy bien saben el presidente Santos nos visitó hace unas semanas. Siempre ha sido de mi preferencia e inclinación el ser útil. Debido a la importancia de nuestra relación con Colombia mantuve mi mente abierta, a pesar de que el pueblo colombiano en un referendo (léase plebiscito) había rechazado su acuerdo de paz. He intentado no opinar sobre asuntos internos de ese país porque son aliados y son una democracia. Es así que él (Santos), viene a Washington y después de su visita quedé más preocupado que antes de que viniera por un par de razones. La primera es que sigo preocupado por la creación de ese marco legal especial en su acuerdo de paz que básicamente pone a las Farc a la par con el gobierno colombiano para procesar a la gente. Esto básicamente significa que – aunque los violadores de los derechos humanos sí deben ser procesados – pero básicamente significa que algunas de las personas que trabajaron con nosotros para destruir estas bandas de narcotraficantes y estos grupos guerrilleros podrían ser juzgados por trabajar con nosotros para llevar a cabo esas misiones. Ponen a las Farc en pie de igualdad, sin mencionar, además, que se han convertido en un partido político. Estoy preocupado por la detención de las extradiciones, ya que, de la última cuenta concluimos que alrededor de sesenta miembros de las Farc son potenciales candidatos para la extradición porque violaron nuestras leyes e incluso han presionado (el gobierno colombiano) para que se retire a las Farc de la lista de terroristas, donde siempre deberían estar.
Y lo que realmente es preocupante es el aumento masivo de la producción de cocaína en Colombia durante el último año y medio que coincide perfectamente con la decisión del presidente Santos de suspender la erradicación aérea, que él se lo atribuye al no querer fumigar en los parques nacionales. Yo le he venido aconsejando que, cuando le dice esto a miembros del congreso que conocen la realidad, aunque esta puede ser una de las razones, no es la más racional. Dejaron de erradicarlos porque no querían alterar el acuerdo de paz con las Farc.
Traigo todo esto a colación porque ahora están pidiendo dinero adicional para ayudar a implementar todas estas cosas que nos preocupan. Entonces, el acuerdo de paz le pertenece a la nación soberana de Colombia, pero, nuestro deseo de participar y financiarlo depende de las condiciones que nosotros establezcamos. En el minuto que nos queda me gustaría saber qué piensa usted (a Tillerson) acerca de nuestra postura, cuales con nuestras condiciones, particularmente en el tema de la exclusión de las Farc de la lista de terroristas, de la liberación del criminal Simón Trinidad que se encuentra en una prisión federal y de la erradicación aérea y por qué debería el contribuyente estadounidense estar pagando por un acuerdo que es defectuoso y que de muchas maneras podría potencialmente deshacer el progreso del Plan Colombia.
Rex Tillerson
Estamos de acuerdo con todos los defectos que usted ha identificado en el Plan de Paz, creo que lo vemos de la misma manera. Hemos mantenido conversaciones con ellos y como usted lo señala, creo que es cuestión de ver hasta dónde queremos llegar intentando interferir o condicionar o de alguna manera deshacer el plan al que llegaron y el acuerdo con las Farc. Acerca de la fumigación de los cultivos me gustaría comentar que tuvimos una larga discusión sobre el tema porque el aumento de las cifras es asombroso. Dijeron que, en cierto sentido, ellos mismos habían creado este problema ya que les venían pagando a los cultivadores para que reemplazaran los cultivos ilícitos por cultivos lícitos, y, que este programa se suspendió durante las negociaciones, entonces, lo que hicieron los cultivadores fue plantar más coca para así poder acceder a esos beneficios. Es así que les hemos dicho que tenemos que volver a la fumigación, tenemos que volver a destruir estos campos, que están en el tope de suministro de cocaína a los Estados Unidos y el presidente (Trump) habló con el presidente Santos específicamente sobre ese tema. Por eso vamos a trabajar con ellos en cómo abordar ese problema en particular. Ahora, en cuanto a los otros asuntos, es cuestión de determinar qué tanto queremos condicionar nuestro apoyo a cambio de hacer unos cambios al proceso de paz, si ese condicionamiento implicaría reversar el acuerdo y cuáles serían las consecuencias de esto último. Comparto todas las preocupaciones que usted tiene, les hemos resaltado todas esas preocupaciones a ellos, todo esto nos perturba mucho porque íbamos por un buen camino, nos salimos de él y ahora estamos donde estamos.
Publicado: junio 16 de 2017