Cifras desiguales, todos hablaron de 7.132 armas y un trino del presidente Santos hace pocos meses hablaba de 14.000.
Este no es un adiós, sino un hasta pronto, la paz no es -como ya lo hemos dicho- firmar un papel y lanzarlo a los cuatro vientos. Cuanto quisiéramos que fuese un hasta nunca a las armas por parte de los grupos subversivos, pero mucho nos lamentamos que esta no es una despedida irreversible sino un deplorable hasta luego, que fácilmente salta a la vista de quienes hemos seguido con alguna atención la pantomima que en La Habana se inició.
Muy dichoso llegó el presidente Juan Manuel Santos a Mesetas, en el departamento del Meta, como ya es costumbre posó y sonrió ante las cámaras en compañía de su compañero de aventuras durante los últimos años, el jefe máximo de la guerrilla de las Farc, Rodrigo Londoño, alias “Timochenko”.
Ambos echaron discurso y dijeron que la guerra era cosa del ayer, algunos por oportunistas trinaron que era el último día de la guerra, otros por ingenuos hicieron su parte del libreto, sobre estos últimos no cabe el mismo reproche que sobre los primeros, ya que el miedo y la zozobra que se vive durante los más recientes días y la herencia de terror y sangre que nos han dejado los narco-terroristas hacen parte del impulso que algunos incautos necesitaban para lanzarse a las tablas.
Nadie nos ha respondido algunas preguntas que a nuestro juicio merecen toda la atención, para que no quepa duda de cuál es la farsa que se esconde tras el telón de la supuesta paz.
Para empezar, podrían aclararnos el porqué de las cifras desiguales presentadas en la función del martes, todos hablaron de 7.132 armas y un trino del presidente Santos hace pocos meses hablaba de 14.000, ¿Cómo hacían para hablarnos del 40% o el 70% de las armas, sin siquiera haberse puesto de acuerdo en el 100% de las mismas?
Y como los angelitos disparaban flores, será que se dignaran a decirnos ¿dónde están las balas? ¿reservadas para el hasta pronto? Es una pregunta que no encuentra respuesta, debe ser por lo que Santos cree que es el único inteligente y estima que los colombianos somos una parranda de tarugos dependientes de la dirección que el viento sople.
Cualquier pirata anhelaría tener la suerte o la astucia para descubrir los tesoros perdidos en tan corto tiempo, como lo hicieron con las caletas de las Farc, 900 de ellas aparecieron como por arte de magia y ahora resulta que están en contenedores que tan sólo unos pocos tuvieron el privilegio de observar.
En fin… ya debería no sorprendernos el circo que han armado, pero cada acto es más espectacular que el anterior, ni Harry Houdini se hubiese imaginado un show tan fabuloso como el que montaron Santos y las Farc.
Publicado: junio 28 de 2017