El gobierno de Juan Manuel Santos a semejanza del barco RMS TITANIC se hunde mientras la orquesta (los áulicos) sigue sin cesar tocando la música que los acompañara hasta su hundimiento total.
Su gobierno ha tocado fondo, y parece estar en el ocaso. Cada vez que intenta tener una salida sus pataleadas más lo sumergen. Parece una vaca atollada en tierra movediza; entre más se mueve, más se hunde. Y lo que es peor, se ha quedado sin su único “salvavidas”, el que siempre uso para salir airoso en todas las situaciones; el presupuesto nacional, la conocida “Mermelada”. Yo tengo la “chequera” dijo vulgarmente un día.
El presidente ha perdido el rumbo, la ingobernabilidad es latente en todos los ámbitos, y el país se le sale de las manos. Por eso no es descabellado pensar en adelantar las elecciones para retomar la gobernabilidad perdida y rescatar la enmarañada institucionalidad.
¿Por qué se hunde el gobierno Santos?
Se hunde porque no solo perdió el apoyo del 85% de los colombianos (creando una división como no se tenia precedente desde la guerra del los Mil días), sino el apoyo de su único y verdadero socio, los EE.UU. Y los pocos amigos que tiene son los “chicos malos” del continente; Cuba y Venezuela. Uno si quiere andar por buenos caminos no debe tener amigos bandidos. Esa clase de amigos solo se buscan para hacer fechorías.
Porque se le agotó su principal herramienta de convencimiento; el presupuesto nacional. El déficit fiscal es preocupantemente enorme y no hay dinero para nada. Esta situación por demás peligrosa ya que le puede “vender su alma al diablo”. Ya se busca lavar los dineros billonarios de su socio de aventuras; la Farc.
Porque condujo al país nuevamente al “terrorismo duro”, el de los fatídicos años noventa; secuestros a extranjeros, ataques con fuertes explosivos a la población civil en sitios públicos, retenes en las carreteras. Y la delincuencia común desatada en todas las ciudades a niveles dramáticos, situación consecuente del deterioro de la economía. Delincuentes que ya no cabe en las cárceles.
Se hunde porque la economía no crece, aumenta el desempleo, desaparece la inversión, disminuye el consumo y aparece cada vez más contundente la estanflación.
Porque su única carta de mostrar era el proceso de paz, y el Acuerdo de La Habana se hunde en sus propias inconsistencias e indefiniciones.
Porque los cultivos de Coca, ha pedido del Acuerdo se incrementaron descomunalmente, y ha incitado a la aparición de nuevos grupos delincuenciales. Desaparece entre comillas la Farc pero muta en 31 nuevas disidencias, aparecen nuevos movimientos insurgentes, resurgen el ELN y EPL que estaban prácticamente desaparecidos, surge un nuevo grupo delincuencia pescando en el río revuelto de la Paz; el MRP. Y se vuelve cada vez más cruel la lucha que produce el narcotráfico (según datos hay más de 10.000 laboratorios), generando nuevos desplazamientos de la población inerme.
Pero sobre todo porque JMS, dado su particular estilo marrullero y con una larga sarta de mentiras, ha perdido total credibilidad. Y su única fuente de convencimiento que era el presupuesto nacional, se le extinguió, lo desapareció en un acto de magia que colinda con el despilfarro y la insensatez.
¿Pero qué debe hacer el presidente?
Parecería, como lo hizo el comandante del RMS TITANIC, capitán Edward Smith, que prefiere hundirse con su “barco” (aunque ya empiezan a saltar los más avezados) cuando un “salvavidas” sería invitar rápidamente a elecciones presidenciales.
Publicado: junio 29 de 2017