¿Ustedes, apreciados lectores, conocen la persona a la que el senador Armando Benedetti etiquetó como amiga de las Farc, la misma que por esa afirmación Rafael Nieto Loaiza –cuya tarjeta profesional apenas empieza su pubertad– tildo de guerrillera?
Pues bien, lo que pocos conocen de ella es que conoce el terror de cerca –no sólo el de guerrillas aliadas con narcotraficantes–, fruto de vivir todos los días la ausencia de su suegro, el gran magistrado Carlos Medellín Forero, masacrado por el M-19, masacre que entre otras cosas quedó en la impunidad para los delincuentes y que acabó con las vidas de muchos más jueces y de muchos militares.
La respetada doctora Diana Fajardo vivió el miedo hace tiempo cuando varios médicos le dijeron que su hijo Francisco al parecer no viviría o, que si lo haría, sería una persona con muchas discapacidades, que su vida no sería viable.
A pesar de tal diagnóstico, ella luchó por su bebé en gestación, buscó por todos lados una solución y por qué no un milagro. Hoy, gracias al Todopoderoso, ese niño es un ser de luz, hermoso, lleno de energía y espiritualidad que se dedica a ayudar a quien lo necesite.
Pocos conocen que la doctora Fajardo es también la mamá de Antonio, a quien consiente, guía, acompaña y educa día a día siendo –como tantas mujeres– una madre y profesional destacada que cumple ambos roles de manera armónica.
La Diana Fajardo que yo conozco, la que conocí a través de mis padres, es independiente, no se deja influenciar, tiene carácter y, como funcionaria judicial, toma sus decisiones en derecho sin importarle el qué dirán o si se pondrán bravos sus malquerientes o felices sus simpatizantes. Eso a ella la tiene sin cuidado.
Fue tal vez de las pocas funcionarias destacables que ha tenido este gobierno al que constante y merecidamente criticamos negativamente en este mismo espacio.
Fue magistrada auxiliar de la Corte Constitucional y su poder político no es tan grande como se quiere hacer ver. Dice Nieto Loaiza que no conoce a Diana Fajardo, pero que sus abrazos y miradas con Benedetti le despiertan suspicacias.
No creo que una persona que pretenda ser presidente de Colombia –léase Nieto Loaiza– pueda basar sus conceptos en suposiciones. Tampoco creo que dirigirá correctamente al país con base en presentimientos y corazonadas. Espero que eso no suceda y también lo esperan todos los colombianos.
Así como los ciudadanos del común vamos conociendo a Nieto Loaiza, y mirando si sus propuestas son serias o no, dándole el beneficio de meterse en los asuntos del ámbito político, el país hasta hoy no tiene tacha del trabajo de la doctora Diana Fajardo en los lugares que ha trabajado.
El gobierno de Juan Manuel Santos nos hizo conejo a los colombianos frente al resultado del NO del 2 de octubre pasado. Incluso –en mi concepto– la Corte Constitucional ha equivocado varias veces sus decisiones frente al regalo que les hizo el jefe de Estado a los terroristas de las Farc en Cuba.
Sin embargo, estoy seguro de que si la doctora Diana Fajardo vota para “favorecer” ese adefesio, lo hará con la firme convicción de que así debe ser jurídicamente hablando y no por la imposición de la guerrilla o de un senador investigado por corrupción.
Ah, y una cosa final: pocas personas en Colombia tan amante de la democracia como la doctora Diana Fajardo. Que de eso tomen atenta nota Nieto Loaiza y Benedetti.
P.D. Tremenda vaciada le metió el gobierno de Estados Unidos a Colombia por la liberación con que fue favorecido por la Corte Suprema de Justicia un tal Julio Enrique Lemos, alias “Náder” y quien como guerrillero de las Farc participó en 2008 en el secuestro del ciudadano norteamericano Cecilio Juan Padrón.
De acuerdo con el Canal RCN, el gobierno de Washington aseguró que Lemos participó en un “vil y cruel acto de secuestro” en contra de un ciudadano estadounidense.
Y eso dizque Estados Unidos apoya el proceso de negociación. Pero con una diferencia: allá son serios y conscientes de que sin justicia es imposible alcanzar la paz. En el país del norte tienen claro que las palabras paz e impunidad no conjugan.
Todo lo anterior por esa maravilla llamada Jurisdicción Especial para la Paz.
Publicado: mayo 9 de 2017