Detalles de la operación para hacer caer al fiscal Gustavo Moreno, a través de un soborno controlado por la DEA.
El pasado 23 de junio, el agente especial de la DEA, Yasmany Cepero radicó ante el juez Chris McAliley un escrito de 12 páginas que contiene la queja criminal del caso que envuelve al fiscal anticorrupción Luis Gustavo Moreno Rivera.
El documento, presentado con el número 17-2885-CMM, servirá para elaborar la acusación por el delito de conspiración para lavado de dinero, “en violación del título 18 de la sección 1956 (h) del código de los Estados Unidos”, contra Moreno y su cómplice, el abogado Leonardo Luis Pinilla Gómez.
En la narración, el agente de la DEA recoge de manera cronológica cómo desde noviembre del año pasado el abogado Pinilla Gómez abordó al exgobernador Alejandro Lyons en Colombia para transmitirle que el fiscal Moreno “estaba en capacidad de usar su posición oficial para obstruir la investigación por corrupción que se adelantaba en su contra, a cambio del pago de un soborno”.
Entre febrero y marzo de este año, hubo un segundo encuentro en el que participaron Lyons, el abogado Pinilla y el fiscal Moreno.
Según el agente Cepero, en dicho encuentro, “Moreno reveló la identidad de 2 de los 3 testigos con que contaba la fiscalía. Moreno ofreció seguir entregando información confidencial relacionada con el caso de Lyons, a través de Pinilla para que Lyons pudiera desarrollar una buena estrategia de defensa”.
Por esa información, Moreno le pidió al exgobernador la suma de $100 millones de pesos “a cambio de las copias de las declaraciones juramentadas entregadas por los testigos en su contra”.
Aquello es fundamental en este caso, pues resulta delicadísimo que Moreno haya revelado los nombres de los testigos, pues con ello puso en riesgo sus vidas. Valga recordar el caso de Jairo Zapa, testigo contra Lyons que fue asesinado y su cuerpo enterrado en una fosa ubicada en la finca del padre del exgobernador de Córdoba. (Al respecto, lo invitamos a leer “El asesinato de un testigo contra Lyons”).
El pasado 26 de abril, Alejandro Lyons, su esposa Johana Elías –hermana del cuestionado senador Bernardo Ñoño Elías- y sus hijas arribaron a la ciudad de Miami, en un vuelo proveniente de la ciudad de Barranquilla.
El soborno en los Estados Unidos
Tan pronto llegó a la Florida, Lyons puso en marcha su plan de salvación, el cual se fundamenta en la delación de todos sus cómplices en el saqueo al departamento de Córdoba. (Para más detalles, puede leer “La última carta de Lyons”).
Puso en conocimiento tanto del fiscal Néstor Humberto Martínez como de la DEA la trama de corrupción que estaba planteando el fiscal Moreno. “Bajo la dirección de las autoridades [estadounidenses] y la colaboración del fiscal general [de Colombia], Lyons continuó sus conversaciones con Pinilla. El 26 de mayo de 2017, poco tiempo después de que Pinilla viajara a Miami a reunirse con Lyons, tuvo lugar una reunión controlada y grabada en el Dolphin Mall en Doral, Florida”, narra el agente de la DEA en el resumen que elaboró sobre el caso.
Dicha reunión fue monitoreada por agentes de la DEA, se tomaron fotografías de Lyons y Pinilla. En la charla, se ratificó la voluntad del fiscal Moreno de colaborar, pero se insistió en el pago del soborno.
Como era de suponer, Pinilla intentó “meterle miedo” a Lyons: “Pinilla agregó que Moreno creía que el caso contra Lyons podía ponerse más complicado y que la captura contra el investigado [Lyons] sería inminente”, se lee en el documento.
La última reunión tuvo lugar el pasado 15 de junio. “Moreno viajó a Miami a dictar una conferencia anticorrupción en la sede del IRS –Oficina de impuestos de los Estados Unidos-… Lyons dirigió una reunión controlada en cercanía del hotel La Quinta Inn en Doral, Florida. Agentes de las DEA hicieron vigilancia visual del encuentro y Lyons fue equipado con aparatos de grabación. Adicionalmente se tomaron fotografías del encuentro entre Pinilla, Moreno y Lyons. En la reunión, Moreno le dijo a Lyons que él tenía control sobre el rumbo judicial que tomaría la investigación en su contra… En la conversación, Lyons quiso hablar sobre el pago del soborno, pero Moreno insistió en que ese asunto debía discutirse con Pinilla (Moreno se lo expresó con señas a Lyons). Moreno aseguró que un funcionario de alto nivel del gobierno colombiano le había informado que Lyons estaba cooperando con las autoridades federales de los Estados Unidos”.
Moreno descubre el celular oculto
La narración del agente especial Cepero toma un cariz un tanto dramático por cuenta de un descubrimiento hecho por Moreno durante la charla con Lyons: “En un momento de la reunión, Moreno descubrió que Lyons tenía otro celular escondido en el carro. Moreno acusó a Lyons de estar grabando la charla y empezó a contradecirse, diciendo que él nunca había hablado de dinero y que simplemente estaba compartiendo información con Lyons para evitar que se cometiera una injusticia en contra de él…Moreno terminó la conversación, se bajó del carro, se reunió privadamente con Pinilla y se fue”.
Pinilla volvió de nuevo al sitio en el que estaba Lyons y en tono amenazante le expresó la preocupación de Moreno por el celular encubierto. “Pinilla agregó que Moreno quería $20 mil dólares, además de los $400 millones de pesos solicitados por Moreno. Lyons estuvo de acuerdo, pero insistió en que él necesitaba confirmación de que el dinero, en efecto, le iba a llegar a Moreno. Pinilla le confirmó a Lyons que entregarían el dinero a Moreno al otro día”.
El día del pago
“El 16 de junio de 2017, la DEA fotografió y tomó los números seriales de $10 mil dólares de fondos oficiales y los introdujo en un sobre de manila amarillo. El sobre con los fondos fue entregado a Lyons antes de su reunión con Pinilla y Moreno en el Dolphin Mall… Lyons le entregó el sobre a Pinilla. Agentes [de la DEA] vieron a Pinilla caminando por el Dolphin Mall, con el sobre en sus manos. Él se reunió con Moreno, caminaron hacia el baño y fueron seguidos por Lyons. Salieron del baño y le indicaron a Lyons que fueran haca su carro para conversar. Allí, Moreno le dijo a Lyons que no era conveniente que ellos siguieran reuniéndose y que en los siguientes encuentros, él no estaría presente…Moreno le dijo que los siguientes pagos debían hacérsele a Pinilla… Cuando Moreno salió del carro con Pinilla, los vigilantes de la DEA vieron que el sobre con el dinero ya estaba en posesión de Moreno quien regresó al centro comercial…”
Saldo pendiente
Mientras el fiscal Moreno estaba en el centro comercial, seguramente gastando el dinero que acababa de recibir, Pinilla regresó al carro donde estaba Lyons y le informó que “Moreno esperaba que los otros $30 mil dólares le fueran pagados al día siguiente”.
“El 17 de junio de 2017, Pinilla le envió a Lyons fotografía de una conversación por WhatsApp en la que Moreno preguntaba por el estatus de la entrega del resto de los fondos… En cumplimiento de las instrucciones de las autoridades, Lyons dilató la conversación”.
El domingo 18 de junio , a las 3 de la tarde, Moreno tomó un avión de regreso a Colombia, en compañía de su esposa, Carolina Rico Ramírez. “Antes de abordar el avión, Moreno y su esposa fueron entrevistados por agentes de aduana. Les fueron hallados billetes que fueron fotografiados por la DEA antes de la entrega y un recibo de depósito de $1000 dólares en una cuenta de Chase bank. Rico tenía 3 billetes de $100 dólares de los que entregó Lyons… Durante la entrevista con los agentes de aduana, Rico indicó que había comprado unos aretes y una pulsera marca Bulgari durante su estadía en Miami”.
Cuando Moreno estaba de regreso en Colombia, Lyons le escribió a Pinilla diciéndole que ya tenía el resto del dinero en su poder. La respuesta de Pinilla fue concreta: el exgobernador de Córdoba debía hacerle llegar esos recursos a Gustavo Moreno a Bogotá.
El fiscal anticorrupción estaba esperando el dinero cuando un grupo de agentes del CTI derribó la puerta de su oficina para proceder a su captura.
Muy pronto, Moreno volverá a los Estados Unidos y no en condición de conferencista, sino en calidad de extraditado.
Publicado: junio 28 de 2017