El país hoy atraviesa momentos extremadamente difíciles, quizá en la Casa de Nariño no lo sepan por su desconexión total con el pueblo o porque las cortinas que compró Tutina no permiten ver más allá; pero el ciudadano de a pie, el trabajador humilde que madruga a rebuscarse lo del día para tener qué llevar de comer a su hijos, ese ciudadano de carne y hueso sí que padece el retroceso del país.
Un país cada año paralizado por los paros, los cuales se conjuran en su momento con promesas por parte del gobierno, promesas que al pasar los meses se incumplen y nuevamente retorna la paralización de diversos sectores. Un país en donde la vida del soldado y policía valen cero, en comparación con la vida y el bienestar de los guerrilleros de la Farc. Un país en donde los estudiantes en varias zonas no cuentan con un programa de alimentación escolar digno, pero Santrich y Catatumbo prueban los platos más costosos de los restaurantes más lujosos.
Un país en donde la propiedad privada hoy se ve amenazada a causa de la falta de pantalones por parte de Santos. Un país en donde su gobierno prefirió saciar la sed de los criminales abandonando al pueblo, al que en teoría debería servir. Un país en donde lo único que existe es desesperanza, incertidumbre, desconfianza y malestar.
Pero los caucanos y colombianos debemos ser fuertes, debemos mantenernos firmes en la defensa democrática. El descontento es impresionante, y ese descontento será el motor que movilizará a todos los ciudadanos el próximo año a las urnas a decirle no a Santos, a decirle no a su gobierno incompetente, a decirle no a la Farc, a decirle no al camino de Venezuela. El 7 de agosto del 2018 regresará la esperanza, regresará el sol e iluminará la noche que hemos sufrido en los años de desgobierno de Santos.
Un gobierno en el 18 por parte de la coalición del NO será la única y verdadera alternativa de salvar a Colombia, de devolverle el rumbo que se perdió desde el 2010 en manos de Santos-Timochenko. Un gobierno que deberá estar a la altura de las dificultades y necesidades que hoy enfrenta Colombia. Un gobierno que tendrá la obligación de ser el primer soldado y policía, un gobierno que dé garantías y estabilidad a la inversión extranjera, un gobierno que favorezca los intereses del pueblo y de la patria y no el de los criminales. Un gobierno serio, responsable, visionario, austero pero sobre todo querendón de la comunidad.
Aquí estamos y estaremos los jóvenes, con las botas puestas para la defensa de la institucionalidad y la democracia. No nos amilana ningún criminal que hoy posa de “catedrático” o “prócer”. Al contrario, lo que tenemos son fuerzas para continuar en esta lucha, porque Colombia, lo vale todo.
Publicado: junio 1 de 2017