Análisis de CAMILO RUBIANO BECERRA
Los colombianos nos hemos acostumbrado a oír del presidente Santos, una frase que ha repetido durante sus ya casi 7 años de mandato. Para él, todos los hechos de su administración son históricos y si uno se pone a analizar, podría ser cierto y en algunas ocasiones podría tener la razón.
Por ejemplo, la corrupción durante este gobierno ha crecido de manera histórica; el costo de la corrupción durante esta administración pasó de $10 billones de pesos en el año 2011 a $23 billones de pesos en el año 2016, dinero que corresponde sufragar con dinero de todos los colombianos. A esto, hay que sumarle que la percepción por parte de la ciudadanía cada día refleja un inconformismo con la actual administración. El 83% considera que el país en vez de mejorar está empeorando y para completar la semana pasada salió el último informe de Transparencia por Colombia, donde señala que la contratación directa en las entidades nacionales es del 74%, porcentaje que resulta supremamente preocupante.
Así mismo, la situación económica de Colombia continúa en cuidados intensivos. El Banco de la Republica disminuyó la proyección de crecimiento para este año ubicándolo en 1.8% contrario a lo que señala el ministro de Hacienda que proyecta un crecimiento por encima del 2.5%. Lo cierto de todo esto, es que la situación no es la mejor. Según el Dane, el comercio sigue en aprietos. Las ventas al por menor cayeron un 7.2%, la industria sigue estancada. En febrero descendió 3.4%, lo que refleja que 28 de las 39 actividades industriales continúan en terreno negativo y en el agro el único cultivo que crece, es el de la coca. Es por esto, que la confianza en los empresarios y en los consumidores no levanta cabeza, situación que parece no preocuparle al gobierno, que en vez de darle una solución a los colombianos, les sigue golpeando los bolsillos. En el mes de mayo se dará un incremento de $111 pesos en el galón de combustible, este hecho sí es histórico, dado que desde el año 2012 no había un incremento tan alto como este.
Lo más delicado de esta mezcla de corrupción y desaceleración económica, es saber que va a pasar con la implementación de los acuerdos. En este espacio denunciamos ese riesgo y le exigimos al gobierno que le contara al país cuánto costaba financiar la puesta en marcha de los acuerdos con las Farc. La semana pasada salió un nuevo cálculo. Según la Contraloría General, la implementación de los acuerdos costaría cerca de $208 billones de pesos, hecho que comprometería los presupuestos de las siguientes cinco administraciones. Lo delicado de esto, es que con la actual situación no se sabe si se pueda cumplir.
Es preciso señalar que en materia económica, política y social este gobierno es «histórico» y las cifras lo demuestran. Ojalá se logre corregir todos estos errores, porque de lo contrario los únicos beneficiados de esta situación, serán Timochenko, Márquez y sus secuaces, que estarán libres, con dinero y posando de grandes redentores.
Publicado: mayo 2 de 2017