Un escándalo se ha formado en Colombia por cuenta de las palabras del exministro del Interior y de Justicia Fernando Londoño Hoyos, en la convención del Centro Democrático el pasado sábado.
Para algunos controversial, para otros un pesimista bien informado; es así como contradictores y adeptos califican a Londoño, sin embargo lo que se vuelve indiscutible es que con frecuencia las palabras del exministro generan gran controversia entre la opinión pública, pero vayamos al caso sub iúdice y analicemos por qué tanto alboroto.
Lamentablemente para algunos -no muchos- resulta inadmisible cumplir el mandato del pueblo soberano, el 2 de octubre la mayoría de los colombianos le dijimos NO al acuerdo al que habían llegado Santos y las Farc. La dinámica de la democracia supone el cumplimiento de lo que las mayorías decidan, pero aquí los amigos de la paz resolvieron desconocer un resultado del plebiscito, nada mal les caería, si quiera, una clase de Derecho constitucional.
Pero no contentos con desconocer la voluntad de los colombianos, optaron por imponernos un “nuevo acuerdo”, que de nuevo sólo tiene el nombre, porque es la misma retórica de promesas vacías y pactos ventajosos para los criminales de las Farc, que se concertó en La Habana.
Nadie nos ha explicado cuál es el mérito de las Farc para sentarse a manteles con un gobierno deslegitimado y decidir lo que será la suerte del campo colombiano, o el por qué se pacta con un grupo sanguinario la reforma al sistema electoral, la justicia, la aprobación de las leyes, entre otros tantos. ¿Acaso cabe duda que estas medidas conducen al país por el mismo camino que Chávez llevo al pueblo venezolano?
No solamente Londoño hizo referencia a la necesidad de revocar este acuerdo tramposo, también el ex Procurador Ordóñez manifestó que con las actuales reformas hechas a la Carta Magna, como consecuencia de lo pactado entre la elite que representa Juan Manuel Santos y la elite criminal que representan las Farc, es imposible que el país consiga la paz verdadera.
Por ese mismo camino transitaron los discursos de los precandidatos del Centro Democrático, algunos mas moderados, lo que por su puesto es entendible, se avecina una contienda electoral y para todos los gustos hay candidatos, esa es la democracia en la que creemos y la que buscamos preservar, por eso algunos sentimos desconfianza en esas 310 páginas que fueron impuestas a los colombianos, ya que hoy vemos como se premia a la criminalidad y se castiga a aquellos que aun con posturas diversas han encontrado un espacio dentro del sistema democrático.
Señor General Jaime Humberto Uscátegui, bienvenido a su justa libertad, sabemos de su inocencia.
Publicado: mayo 10 de 2017