Laureano Tirado: ¡El que ponga Uribe!

A un año de la primera vuelta presidencial diferentes medios de comunicación publicaron las encuestas realizadas por Invamer Gallup, Cifras y Conceptos, y los “Mosqueteros” (alianza de empresas regionales certificadas por el CNE). Un porcentaje muy alto de ciudadanos -donde me incluyo- perdimos credibilidad en las encuestas después del descalabro que estas realizaron del resultado en el plebiscito. Lo cierto es que así se le tenga desconfianza siguen siendo termómetro preelectoral por lo cual comparto algunas reflexiones generadas por estos estudios.

La primera conclusión que arroja estos sondeos es que indudablemente habrá segunda vuelta presidencial; el abanico de precandidatos en esta ocasión es mayor y cada uno de ellos tiene peso y nicho político o ideológico. Los estudios arrojan que los electores se aglutinan en tres bloques ideológicos o políticos que disputarán la elección presidencial: centro derecha, la izquierda y los integrantes de la unidad nacional o gobiernistas. El bloque que pretenda conseguir el boleto a la segunda vuelta presidencial deberá concentrar esfuerzos en tener candidato único para enfrentar la primera vuelta en mayo del 2018. Quien intente adelantar la campaña en solitario no solo será un acto suicida sino también un acto irresponsable con efectos catastróficos en lo electoral para el bloque ideológico con el que la gente lo relaciona.

Otra gran conclusión es que la elección que nos ocupa no será un debate de personas ni de partidos políticos, por el contrario, será un debata agudo, fuerte y polarizarte en lo ideológico. El proceso de paz entre Santos y Timochenko, el asalto a los resultados del plebiscito, la implementación ilegítima de los acuerdos de La Habana, el cataclismo constitucional e institucional que vivimos, la intención de implementar la ideología de género y la calamitosa situación de Venezuela serán parte de la agenda electoral en la cual estará atenta y exigente los colombianos.

La literalidad del título de esta columna surge de la respuesta a la pregunta de la encuesta de Cifras y Conceptos: ¿quién quisiera que fuera el próximo presidente de Colombia? ¡El que ponga Uribe! Esta respuesta tiene un significado ideológico que va más allá de la sorpresiva y espontánea respuesta. Álvaro Uribe Vélez es el doctrinante, exponente, referente y aglutinador de unas tesis políticas. Su política de seguridad democrática, confianza inversionista y cohesión social desarrolladas durante sus dos periodos de gobierno lograron no solo el reconocimiento y aceptación de la gran mayoría de los ciudadanos como lo ratifican las encuestas de la época sino la reunificación política de millones de ciudadanos entorno a lo que él representa. El Uribismo es la bandera que unifica a quienes se sienten de derecha, centro derecha, conservadores, demócratas respetuosos del Estado de Derecho, de la propiedad y de la inversión privada, defensores de la justicia y el orden, y por efecto de la virulenta persecución contra su Fe también se aglutinan en este bloque las iglesias cristianas y las congregaciones religiosas de la iglesia católica.

“El que ponga Uribe” no es obediencia o sumisión del elector, por el contrario, es un mandato ciudadano otorgado a quien ha demostrado en el campo de batalla las condiciones y charreteras de general, estadista y caudillo para liderar, orientar y unificar las diferentes fuerzas que se congregan entorno al Uribismo para escoger entre el precandidato escogido por el Centro Democrático, Alejandro Ordoñez, Luis Alfredo Ramos y Marta Lucia Ramírez el candidato oficial que enfrente con éxito el debate presidencial. Aquí es donde los ortodoxos y dogmáticos del Centro Democrático deben entender que existe desbordadamente más Uribismo que partido.

Las encuestas dejan dividida la izquierda. El destituido e inhabilitado Gustavo Petro representante de la extrema izquierda lidera las mediciones frente a Jorge Enrique Robledo del Polo Democrático, y porcentualmente Sergio Fajardo se disputa la candidatura de este bloque ideológico. La gran dificultad que tiene la izquierda es que no tienen el Uribe que los unifique para enfrentar la primera vuelta. Algunos militantes y conocedores del mundo de la izquierda aseguran que el primer muro que deben derribar es el de los egos y las vanidades, muro fundido en roca sólida.

Por último, el bloque gobiernista de la moribunda Unidad Nacional trinchera burocrática y contractual del Partido Liberal, de la U, Cambio Radical, y de los congresistas conservadores se está quedando reducida a la candidatura de Germán Vargas Lleras quien representa las costumbres ancestrales y dañinas de la politiquería colombiana, y el desprestigio del penoso desgobierno de Santos.

@LaureanoTirado

Publicado: mayo 29 de 2017