Como el centro de todas las conversaciones y de los artículos tiene que ver con el proceso habanero, la impunidad, los cultivos de coca, los narcoterroristas paseando por Colombia etc., muy poco se ha hablado del principal problema y del que verdaderamente atañe a la sociedad: la economía. Este tema será demasiado relevante en la campaña del 2018.
La economía ha sobrevivido de vainas estos años. Venía a buen ritmo, pero eso quedó atrás. Desde el año pasado se ha visto cansada y es porque el gobierno ha cometido unos errores que nos saldrán caro en el futuro.
Aunque no todo lo que le está pasando a la economía colombiana es culpa del gobierno actual, este si ha sido responsable o, mejor dicho, irresponsable en muchos rubros.
La caída de los precios del petróleo fue un golpe muy duro para el país. Se recibían toneladas de dólares tanto para inversión en exploración y producción de petróleo como por la exportación de este. Lo que nunca se hizo fue ser precavido en el gasto y ahorrar para las vacas flacas; cualquiera sabe que los precios de estos bienes tienen mucha volatilidad y que esos precios no iban a ser para siempre. Hoy en día esa falta de precaución nos abrió un boquete de más de 20 billones de pesos en ingresos y una caída dramática en inversión extranjera.
Con la caída de los precios del petróleo llego la devaluación. Pasamos de dólar de 1.800 a 3.000 tratando de compensar el precio, pero esto nos trajo otro inconveniente: el aumento de la inflación. Nos habíamos vuelto tan dependientes del petróleo que se nos olvido la agricultura y la industria, entonces los productos que importamos venían a precios más altos.
A todo lo anterior se le debe sumar dos temas adicionales que impactaron las finanzas fuertemente.
Por un lado, el exorbitante gasto público, pues este gobierno ha tenido que gastar más de la cuenta para mantener aceitados el Congreso y las cortes, pero sobre todo para ganar elecciones; un gobierno con tan poca popularidad tiene que comprar el cariño.
Por el otro lado, unas reformas tributarias que solo buscan conseguir recursos, pero que son anti técnicas. Los colombianos que pagan impuestos no aguantan más; esto ha generado un gran pesimismo que al final impacta el consumo.
Si vemos la foto, Colombia es un país con una deuda pública como porcentaje del PIB a niveles del 50% sin tener en cuenta dentro de este número las vigencias futuras ni las sentencias judiciales; con unos niveles de tributación altísimos -tal vez los más altos del continente- y con el compromiso de leyes como la Ley de Tierras que el gobierno se comprometió a pasarle a las Farc de claro corte izquierdista. Así las cosas, terminaremos por decir que el país va mal, pero la economía también.
El gobierno que empieza en el 2018 no la va a tener fácil. Va tener que ordenar la casa financiera y políticamente, temas que requerirán de un presidente con pantalones y, a mi modo de ver, más técnico que político.
Publicado: mayo 8 de 2017