El mismo que por conveniencia y en un gesto de repugnante complicidad, acabó nombrando al “gris tirano” como “nuevo mejor amigo”.
“Venezuela vive una de las etapas más dramáticas de su historia contemporánea. La democracia ha sido secuestrada por Hugo Chávez. Desde la caída de Marcos Pérez Jiménez en 1958, sus instituciones no habían estado tan amenazadas y violentadas. Todo esto tiene indudables repercusiones políticas y sociales a escala continental, y muy particularmente para nosotros los colombianos. Frente a los últimos acontecimientos no se puede seguir siendo indiferente, porque en situaciones como ésta, la indiferencia se vuelve cómplice”.
“Chávez, un teniente coronel profesionalmente gris…” que “encabezó un cruento intento de golpe en 1992, tras el cual fue encarcelado. (…) Sin embargo, en el juego político propio de las democracias débiles, al asumir Caldera al poder en 1994, y en un acto de estupidez histórica se le concedió a Chávez el sobreseimiento de la causa: dejó sin mancha su expediente y con ello el camino libre para aspirar al poder por la vía electoral”.
“…El Poder Legislativo le concedió al Ejecutivo poderes extraordinarios para legislar. Fue así como impuso 48 decretos-leyes en temas fundamentales que van desde la propiedad de la tierra hasta el manejo del petróleo…”
“A partir de ese momento mostró las uñas: se dedicó a imponer sus criterios en forma excluyente, a fracturar la sociedad, a sembrar odios…”
“¡Los revolucionarios no se arrepienten!”
“En materia de política internacional se han estrechado cada vez más las relaciones con Cuba y con países árabes fundamentalistas (…) y por supuesto la amistad y el apoyo brindado a las FARC y el ELN en Colombia”.
“El cuadro descrito es grave, amenazante y apenas emerge (…) Ello debe significar un grito de alerta para las organizaciones democráticas del continente y motivar a un análisis y seguimiento más cercano y comprometido del caso venezolano, no sólo como expresión de solidaridad con el pueblo hermano, que sufre hondamente los efectos de un totalitarismo que aún no ha tocado fondo, sino incluso por razones de supervivencia. (…) Chávez ha dicho que viene la internacionalización de la revolución bolivariana. Para ello cuenta con ingentes recursos y aliados en cuba, en el mundo árabe y en los movimientos radicales e indigenistas de América Latina, que ven en el eje Caracas-La Habana la posibilidad de materializar las viejas aspiraciones de una América revolucionaria”.
Lo anterior, apartes del artículo Arde Venezuela… y puede quemar a Colombia, (revista Diners, 2004).
El autor de este análisis que supuestamente enciende alarmas, no solamente para buscar solidaridad con el bravo pueblo, sino para alertar sobre las consecuencias que las macabras alianzas del “tirano” con Cuba, los fundamentalistas árabes y los terroristas FARC y ELN acarrearían a América, no es otro que el oportunista político y más grande embustero que ha tenido la historia de Colombia: ¡Juan Manuel Santos!
Sí. El mismo que por conveniencia y en un gesto de repugnante complicidad, acabó nombrando al “gris tirano” como “nuevo mejor amigo” y garante del proceso de paz.
¿Qué decir, cómo llamar nosotros, entonces, a ese individuo que valiéndose de los más sucios artificios llegó al poder, al “Mesías” de la paz que igualmente sembró odios y dividió el país; ese que taimadamente se ha convertido en un déspota, que desconoció el resultado de un plebiscito y arteramente insertó en la Constitución 310 páginas de despropósitos jurídicos redactados por narcoterroristas a quienes, además, en un acto de “estupidez histórica” les dejó limpio el expediente para aspirar al poder por vía electoral y les encimó un puñado de curules?
Publicado: mayo 29 de 2017