Infame y atroz es quizás la denominación perfecta para describir cualquier atentado contra la vida e integridad de un niño, no existirá un castigo suficiente para reparar todo el daño que causa en una sociedad la muerte de un menor.
Aun sin recuperarnos de la tragedia del feminicidio de Yuliana Samboni, Colombia nuevamente se estremece con el dolor de la muerte, tortura y abuso sexual de un niño.
Se repite una y otra vez la historia, en el Departamento de Tolima, una nueva víctima que vuelve a notificarnos la importancia de encontrar una solución para prevenir que el crimen más inhumano de la historia se instaura como una conducta recurrente en nuestra sociedad.
Sarita, la menor de 3 años que murió tras presentar signos de maltrato y violencia sexual es otra víctima de la indiferencia de una sociedad que día a día pierde los valores que sustenta su diario vivir.
Es momento de implementar medidas eficaces, quizás es momento de la pena de muerte para violadores, a tan solo pocos días de la tragedia de Sarita, dos nuevos casos de violencia sexual, uno se registró en el Departamento del Meta, donde una bebe de 4 meses de nacida fue violada y maltratada al parecer por su tío. Otro se registró en el Valle del Cauca, en Cali un niño de un año fue violado y maltrato presuntamente por su padre.
En lo que va corrido del año, se reportan en Colombia 4315 denuncias por abuso sexual a menores, según medicinal legal, una desgracia que parece no tener fin en nuestro país. La sociedad colombiana no aguanta una tragedia más de feminicidio, si bien ya existe una ley que castiga este crimen de manera autónoma, necesitamos medidas preventivas y sanciones severas contra el abuso de menores. Cualquier crimen en contra de la niñez es inadmisible, y además prevenible. Los valores de la sociedad están atravesando la peor crisis, la educación será la mejor alternativa para prevenir este atroz crimen.
La familia debería ser la llamada a proteger a nuestros niños, pero tristemente es en ella donde suceden las peores violencias en su contra. Tomar medidas preventivas y ampliar el marco de protección de nuestros menores, para que estos actos no queden en la impunidad, establecer un dialogo más directo con los niños acudir a las autoridades ante la más mínima sospecha, y clamar por la justicia en nombre de cualquier víctima que conozcamos.
Publicado: abril 27 de 2017