Que la reunión no fue casual, que fue planeada con anterioridad por alguna persona cercana a Uribe y a Trump.
Que sí se reunieron, que no se reunieron, que quién los invitó, que si fue invitación formal o fue un encuentro casual, que se violaron los canales diplomáticos, que el presidente Trump, le ha hecho entonces, un desaire al presidente Santos, qué sigue siendo un misterio sí hubo o no reunión, qué todo sucedió en un pasillo y nada se puede hablar en un pasillo, qué sí estuvo el expresidente Pastrana, que no estuvo el expresidente Uribe, en fin, es de no creer, de no creer.
En un mundo globalizado, si hay algo pasado de moda y obsoleto es el cuento, que los trapos sucios se lavan en casa, sobretodo en política. Es imposible esconder una reunión entre esos tres personajes, hoy en día. Se iba a saber, tarde o temprano, que Pastrana violó un acuerdo de confidencialidad, que Trump no ha dicho nada al respecto, así como tampoco lo ha hecho Uribe, que los medios afines al gobierno han sacado todo tipo de conjeturas para definir que fue lo que ocurrió.
Imposible que Pastrana y Uribe llegaran a ese club, de casualidad, a dar una vuelta. Conozco a Uribe, lo que menos le llama la atención es un club, si al menos fuera de caballos, ¿pero de golf? Puedo asegurar, sin haber hablado con él, que no conocía la existencia de este club. Sus intereses son otros, la situación de Colombia, la entrega del país a la guerrilla, los niños reclutados, la inseguridad rural y urbana, la educación, la salud, la infraestructura, los índices de crecimiento económico, en fin temas que nada tienen que ver con un club de golf.
Uribe, además no es de los que se va a sentar a algún lado para ver, si aparece Trump y lo saluda, y él aprovecha el ratico para echarle el cuento de Colombia, mientras se toma un vaso de whisky. Eso es, no conocerlo, lo cual es increíble, a pesar de tantos años expuesto a los medios por su vida pública.
O me van ustedes a decir a mi, que Trump, falto de planes, sin nada que hacer, aburrido en su club, se le ocurrió salir a dar una vuelta al restaurante para ver a quién se encontraba.
Eso, hubiera sido lo que quisieran los opositores de Uribe, que hubiera pasado, que no saben que hacer para demeritar la conversación entre Trump, Uribe y Pastrana. Volver inexistente algo que sucedió, formal o informal, sentados o parados, en un pasillo o en una sala, lloviendo o sin lluvia…
Vuelvo y repito, no he hablado con Uribe hace días, no tengo idea que hablaron con Trump, pero lo que sí les digo es que la reunión, o como la quieran llamar, se dio. Estoy además segura, que la reunión no fue casual, que fue planeada con anterioridad por alguna persona cercana a Uribe y cercana a Trump. También les aseguro que no fue nada difícil conseguirla.
Quienes piensan que a Uribe en el mundo, no lo tienen en cuenta, están bien equivocados. Creen que con la propaganda negra que le han hecho gobierno, ONG de izquierda y algunos colectivos, el ya no suena en el mundo. Pues, gran error, sigue siendo reconociendo como un gran estadista y como la persona que dejó a Colombia, como un país viable y respetado ante la comunidad internacional. De hecho sigue siendo invitado a las principales reuniones o foros del mundo hoy. ¿O es que a ustedes, se les olvida el país, que empezó a gobernar Uribe en el 2002?
Quienes además piensan que solo la oposición de izquierda y comunista, es las que tiene derecho a exponer sus inquietudes ante otros gobiernos también se equivocan. Lo común, es que en cualquier visita de estado que se haga a un país, la oposición tenga reservado un espacio. En el caso del gobierno de Santos, esconden a la oposición. Digo yo, por algo será.
Un gobierno que ha basado su estrategia en un rompecabezas donde las mentiras y las incoherencias son lo que más pesa, es normal que sienta temor ante reuniones de cualquier tipo, y más, si son de la oposición. Si son de Uribe, ¿cómo será la tembladera?
Con ocasión de la conversación Trump, Uribe y Pastrana ha salido hasta el vicepresidente, el secretario general de Presidente, el ministro del interior a decir, qué se han violado las reglas de la diplomacia, qué sea el pueblo el que juzgue, qué eso no se hace. Les pregunto, ¿qué es lo que no se hace? ¿qué es lo que el pueblo debe juzgar? Por Dios, trabajen en lo que Colombia necesita de verdad y más bien prepárense para responder las preguntas que el gobierno Trump debe tener, y más aún, después de la reunión, o como quieran llamar al encuentro o conversación entre Trump, Uribe y Pastrana.
Ustedes creen que Uribe es tan iluso, como para no contarle al mundo la situación de Colombia y como, poco a poco nos han ido Castrochavizando, o peor, porque al menos en esos países los dictadores tienen el mando. En el caso de Colombia, Santos nos entregó y se le olvidó quedarse con el mando, que también entregó a los narcoterroristas de las Farc.
P.D. ¿Cuáles son los secretos que Uribe le contaría a Trump? ¿Secretos? Todo lo que sucede en Colombia se sabe, distinto es que quien salga a decir inexactitudes y esas sí en secreto, sea el propio gobierno, para tapar su debacle.
Publicado: abril 19 de 2017