Alicia Arango: Carta abierta al jurado del Premio Nobel de Paz

Alicia Arango: Carta abierta al jurado del Premio Nobel de Paz

Pensamos que como jurados, fueron engañados. Les vendieron un proceso de paz y un país que solo existe en sueños.

Apreciados Jurados:

Como ciudadana colombiana, siento el deber de poner en su conocimiento, una serie de hechos que vienen ocurriendo en mi país y que seguramente por sus múltiples ocupaciones, ustedes no han visto o no se han percatado. 

Duele que para el pueblo de Colombia, el Premio Nobel de Paz, no haya sido un premio, sino un homenaje absurdo a quien no se lo merecía. Para muchos, este importante Premio debe ser otorgado a quienes realmente hayan logrado la paz.

La paz en Colombia sigue muy lejana y ese grupo terrorista Farc, por el cual otorgaron el Nobel de Paz a nuestro presidente Juan Manuel Santos, sigue haciendo terrorismo y narcotráfico con una nueva cara a la que le dicen disidencias, o salen con un disfraz de ELN o de bandas criminales. ¿Ustedes creen que van a dejar de traficar cocaína, cuando los cultivos bajo el gobierno de Juan Manuel Santos y durante el proceso de paz, se aumentaron en un 300%, volviendo Colombia a ocupar el primer puesto en cultivos ilícitos? 

Hacer la paz es una tarea obligatoria e indispensable en cualquier país donde exista una amenaza terrorista y de narco trafico, como la que vivimos en Colombia. Eso, sin embargo, no implica desconocer la normatividad nacional e internacional, así como las inquietudes de más del 50 % de los colombianos. 

Me explico: Al culminar el Proceso de Paz con las Farc, el gobierno decidió, para darle contentillo al pueblo, someter el acuerdo logrado a un plebiscito. Nunca pensó, por esa vanidad y egoísmo que lo caracteriza, que iba a perder, que el pueblo diría no. Para seguir dándonos contentillo, no sólo a los Colombianos, sino a ustedes los jurados, creó una comisión conformada por miembros de su gobierno, negociadores del Acuerdo y por líderes de lo que se llamó el NO.  Pues, han de creer que, después de varias reuniones, solo fueron tenidos en cuenta asuntos cosméticos y nada de fondo, como son la impunidad, el regreso de los niños reclutados a sus hogares, el narcotráfico como delito conexo, la entrega de armas, la no elegibilidad política y la erradicación de cultivos voluntaria y no obligatoria, como debe ser,  entre otros.

El estatuto de Roma, como ustedes saben, exige cárcel para quienes hayan cometido delitos de lesa humanidad. La impunidad ya no existe en los Acuerdos de Paz, por un motivo muy importante, como es la no repetición. Los niños reclutados a la fuerza, ni siquiera aparecen en el acuerdo, porque saben que al reconocerlo, este sería otro delito de lesa humanidad que también merece cárcel o castigo ejemplar. El narcotráfico es un delito transnacional.  En Colombia, hoy en cambio, sirve de excusa para lograr los ideales del terrorismo. Es decir, los narcoterroristas pueden hacerse ricos, para tener recursos suficientes para poner bombas, asesinar y al mismo tiempo tener un excedente en ahorros en el exterior, para cuando sean libres como cualquier ciudadano de bien, al que a diferencia de las Farc, le ha tocado trabajar día a día honestamente y con mucha dedicación. La dejación de armas ha sido una burla, los números cambian cada día y no se exige reconocimiento riguroso de las mismas, de tal manera que se puedan conocer los proveedores de armas al terrorismo. No olviden que dejación y entrega no son sinónimos. Dejación es, un mientras vemos que pasa. En la entrega no hay posibilidad de devolución.  Un país como Colombia que va a permitir a los narcoterroristas de las Farc, ser elegidos, es un país no viable. ¿De qué le sirve a un Colombiano cumplir la ley, si las ventajas y los premios se los dan a los más delincuentes? 

Muy triste ha sido para nosotros los Colombianos, que además hayan usado un plebiscito, en el que claramente perdió el gobierno y las Farc, para legislar sobre materias que serían objeto de reforma constitucional o de leyes, con todo el proceso que eso conlleva. Pues en Colombia hoy, todos los temas que se antojen al gobierno, son por lo  que se llama vía  Fast-track, o como se le dice en la calle, Farc-track. De una u otra forma lo acomodan al Proceso de Paz. Falta de respeto, que lleva a la tiranía y a la dictadura. De allí han salido leyes, para mencionar algunas, como el Estatuto de la oposición, la Justicia Especial para la paz.

La Justicia Especial para La Paz, la cual Invito a leer, es un esperpento creado a imagen y semejanza de las Farc. Llegar al grado de interpretarse, que las condenas se impondrán de acuerdo con lo que los jueces piensen o supongan que es la verdad. O sea, si dicen la verdad de los jueces eres libre, aunque hayas asesinado, robado, secuestrado, violado, reclutado niños y narco traficado. Si niegas los hechos como autoría tuyos, tendrás 20 años de cárcel. ¡Así, tal cual! ¿Un tema de ideología política aplicada a la justicia? No nos crean bobos. 

La amenaza constante de sectores afines a las Farc a nuestros empresarios, es preocupante. Claro, muchos se vieron obligados a pagar vacunas o extorsiones a los paramilitares y a estos se condenará si no aceptan el delito, aunque haya sido a la fuerza. A los que pagaron a las Farc serán seguro considerados benefactores de una causa justa. Les aclaro, que muchos empresarios, fueron sometidos a pagar o los mataban a ellos o a sus familias. 

Un presidente que ante tanta equivocación, además es capaz, de reunir a los más importantes empresarios de este país, y ante las quejas de ellos como, la situación de la economía que está en el suelo, las ventas que disminuyen a paso rápido, las exportaciones cayendo, la pobreza aumentando, la inseguridad urbana atropellando nuestras ciudades, y el silencio del gobierno, ante las violaciones flagrantes a los Derechos Humanos, en la vecina Venezuela por parte del dictador Nicolás Maduro, les responde, que los culpables son los medios de comunicación. Además les dió una idea, o les ordenó, hablar con los directores de los medios y decirles que no dañen el ambiente económico del país. Que los medios son mentirosos y amarillistas, que ellos como empresarios, son los que compran la pauta, y lo lógico es que ellos les recriminen y amenacen  con retirar la propaganda. ¿Pueden creerlo? Es lo último que acaba de hacer el Premio Nobel de Paz. 

Un proceso de paz es una oportunidad que nos merecíamos, es lo que más anhelábamos, pero no que nos entregarán, en donde todo el sacrificio lo ponemos quienes cumplimos las normas y todas las ventajas se las lleva el narcoterrorimo de las Farc. ¿Cuál es el mensaje a las futuras generaciones? ¿Que ser terrorista paga?  

Como sociedad hemos debido lograr un Acuerdo de Paz ajustado a la normatividad internacional, con gran generosidad y reintegración social para la mayoría de la guerrillerada y sanciones ejemplares para los cabecillas. Cuando me refiero a sanción ejemplar en un proceso de paz, donde se debe aplicar la justicia transicional, los delitos de lesa humanidad reciben entre 5 y 8 años de prision, cuando con la justicia ordinaria recibirían de 40 a 60 años. Gran diferencia y mucha ventaja para quienes cometieron los crímenes.  Pero no, fue considerado poco tiempo para los paramilitares y mucho tiempo para la guerrilla. Si tenemos en cuenta que los crímenes de ambos son exactos e igual de graves, ¿cómo se entiende la preferencia por las Farc? El mundo al revés.

Muchos Colombianos, y me encuentro entre ellos, pensamos que ustedes, como jurados, fueron engañados. Les vendieron un proceso de paz y un país que solo existe en sueños o en los reales beneficiarios de ese premio, las Farc.

¿Creen ustedes que un presidente que sólo tiene un 13% de aprobación por su pueblo, con una tendencia clara de descenso, que no respeta la independencia de los poderes legislativos y judicial, que es mitómano de profesión, que pasa de la incoherencia a la contradicción permanentemente, que lleva al país al despeñadero, y que no logrará la paz, se merece un Premio de la categoría y el prestigio de un Nobel de Paz? 

Espero una respuesta a esta carta, escrita con toda el alma y el compromiso por un mejor país. Un país donde quepamos todos y tengamos igualdad de oportunidades. 

Cordial saludo, me despido de ustedes atentamente, 

Alicia Arango Olmos

P.D. Colombia está sin rumbo, con un presidente Santos, que rema sin timón. Ayúdennos. Si se ganó el premio, que se lo merezca.

@AliciaArango

Publicado: abril 12 de 2017