El próximo sábado 1 de abril Colombia se hará sentir. En las calles marchará la conciencia y gritará el corazón de cientos de caucanos y miles de colombianos. El pueblo no resiste más al ver como este gobierno, en cabeza de Juan Manuel Santos, ha embestido contra todo principio presente en una democracia. Hoy Colombia ve, como se ha atentado contra la institucionalidad, como se ha dinamitado la separación de poderes, como se ha satanizado al ciudadano de bien y como se ha “santificado” a aquellos que han derramado la sangre de millones de paisanos y compatriotas.
Esta batalla democrática no es fácil, la persecución (de toda índole) por parte de Santos es agresiva, más aún cuando se encuentra amangualado con las Farc. Todos sabemos de lo que es capaz ese bebistrajo.
Saldremos a marchar, para exigir respeto por el resultado del pasado 2 de octubre del plebiscito; diremos no a la JEF (Justicia Especial para Farc); gritaremos no al incremento de impuestos y al alza del iva, que afecta principalmente a la clase media y baja colombiana; diremos no al cogobierno Farc-Santos; pediremos se investigue y se condene a los responsables del escándalo de Odebrecht, quien sea, sin importar su partido o posición política; reclamaremos la reducción del Congreso, con congelamiento de sus salarios por un periodo determinado; gritaremos que estamos cansados del abandono estatal: este gobierno solo ha tenido ojos, corazón y oídos para extremo izquierdismo, y eso ha llevado a que el país hoy atraviese por serias y profundas dificultades; diremos no a la sustitución de nuestra Constitución Política por el documento firmado entre Santos-Timochenko; exigiremos respeto por la familia y rechazaremos la ideología de género impuesta por Farc y aceptada por Santos; clamaremos que se garantice la reincorporación del guerrillero de base a la vida civil y se le den todas las garantías, pero que a autores de delitos de lesa humanidad y crímenes de guerra se les condene, se les prohíba su participación en política, que reparen verdaderamente a las víctimas y paguen un mínimo de cárcel. Estos, entre muchos temas más serán el motor para salir a la calle, a sentar una voz de protesta pacífica y argumentada.
Esta no será una marcha de Uribe, de Ordoñez o de algún Partido político, no. Esta será un clamor popular, un sentir general de descontento y rechazo a este gobierno y a sus amigos de la Farc, a sus aliados Maduro y Samper; un no rotundo a los inicios de dictadura que vive hoy el país, y que si no frenamos, en pocos años estaremos en situación similar a la de Venezuela. Hoy podemos salir a la calle y protestar, es nuestro deber el defender la democracia, nuestros principios y valores.
Debemos salir a la calle, antes de que la Farc nos calle. Se lee dramático, pero es la realidad. Hace poco más de 15 años en Venezuela optaron por el silencio, permitieron que el miedo se apoderara de la sociedad y hoy viven una realidad que nadie desea y que todos repudian. El valor se debe anteponer al temor y nuestro grito debe salir avante ante el silencio. Decimos hoy no a la entrega del país al extremo izquierdismo, para mañana poder decir sí a la libertad y demás placeres que solo una democracia es capaz de brindar.
Publicado: marzo 31 de 2017