Pagos de Odebrecht a Farc se suman a los otros factores de ilegitimidad de los acuerdos de Timochenko y Santos.
De la vergüenza y el dolor por el soborno al viceministro nuestro, de los varios sobornos al actual gobierno, sus abusos en contratos y su cinismo, se llega al capítulo de la financiación de Odebrecht a Farc.
Parece que tienen razón aquellos que afirman que la enorme riqueza de Odebrecht estaba al servicio de la destrucción de la democracia y de la implantación del socialismo del foro de São Paulo. No es entonces inocente que Odebrecht también haya construido el puerto de Mariel en Cuba, con dineros del Banco de Desarrollo de Brasil, entregados en un aparente crédito que disimula el regalo de Lula a Castro.
En nuestro país la financiación extranjera al terrorismo no es exclusiva de Odebrecht; Farc y ELN, no contentos con secuestros, extorsión y narcotráfico, han recibido jugosas sumas de afuera. Basta recordar los pagos de la Mannesmann al ELN, o al alemán Mauss cobrando rescates a empresas y ciudadanos por secuestros de este grupo. Mauss fue puesto preso cuando siendo yo Gobernador de Antioquia se hizo un gran esfuerzo con las autoridades. Su impunidad fue presionada por el alto Gobierno de Colombia y por la cancillería de Alemania. Lograron que quedara libre y me denunciaron por abuso de autoridad. Todavía existe el recuerdo del actual Presidente en Alemania con este traficante de secuestros, en otra engañosa maniobra de paz.
En el extranjero primero financiaron al terrorismo criollo, lo justificaron en salones académicos y en medios de comunicación y finalmente han apoyado su impunidad.
Que Chávez, Maduro, Castro y algunos funcionarios del vecindario hayan protegido a estos bandidos, a muchos nos causa rabia, pero duele ver a Alemania, a Inglaterra y a Francia apoyando la sumisión de nuestra democracia al terrorismo.
No fue por pelear con el vecino sino por hacer respetar a Colombia que mi Gobierno sacó a Granda, emisario de Farc, de Venezuela, donde era huésped de Chávez. No fue contra el hermano pueblo ecuatoriano, fue para liberar a los secuestrados como Ingrid Betancur, tres norteamericanos y muchos colombianos, que abatimos en la selva vecina a Reyes, carcelero mayor de los secuestrados.
Los Estados Unidos deben hacer una rectificación; no basta presionar a Santos para que combata el narcotráfico, es necesario considerar la responsabilidad en el delitos de los cabecillas de Farc, tratados como líderes políticos. En los delitos que continúan, pues estos cabecillas han declarado que no se comprometieron a acabar con las drogas, los niños siguen cautivos y los milicianos gozan la impunidad del anonimato.
Los pagos de Odebrecht a Farc se suman a los otros factores de ilegitimidad de los acuerdos de esta organización criminal con Santos. Desconocieron el Plebiscito, sustituyen la Constitución, cambian la justicia por una al amaño terrorista, disfrazan la impunidad con la bonachona audacia del doctor De la Calle.
La amnistía aprobada para los auxiliadores del terrorismo dejará a Odebrecht en impunidad, Farc no tendrá que devolver el dinero mientras muchos colombianos serán llevados a la inquisición del terrorismo para ser juzgados por haber sido extorsionados por paramilitares.
Y los delegados franceses toman cerveza en Montería, felices por el triunfo terrorista.
Queda comprobado que del extranjero no vendrán a ayudarnos, somos nosotros, en las calles y en las urnas, quienes tenemos que cambiar el rumbo de Colombia, arruinada además por los abusos económicos y tributarios de Santos y sus amigos, Mesas, Canos, Santos, Coroneles, Amats, Market Medios, etc., acaudaladas por los contratos del Gobierno.
El 1o de Abril es un eslabón en la cadena de la lucha, vamos a la calle.
Publicado: marzo 5 de 2017