Hace uno días, en el programa La Noche de RCN, escuchamos ya sin sorprendernos, la entrevista a Jesús Santrich, con la afanosa pretensión de negar todas las acciones cometidas durante décadas por Farc, contra la población civil, su financiación a través del narcotráfico y del secuestro, y los delitos de lesa humanidad como el reclutamiento de menores de edad. Sinvergüenza consumado.
A pesar de eso, aceptó que recibieron dineros ilegales de múltiples fuentes, en lo que llamó la economía de la ilegalidad en la guerra, respuesta para envolver la financiación que recibieron durante, al menos, años de Odebrecht.
Y no solo niegan los delitos de lesa humanidad, sino que ahora deciden afirmar que no entregarán los menores de edad que aún mantienen reclutados, porque, afirma Santrich, ellos, las Farc, han sido su familia. Ahora pretenden que los colombianos y el mundo, les aceptemos como “misioneros” de la protección de los niños.
De acuerdo con las Naciones Unidas, en todo el mundo hay 300.000 niños y niñas que participan en conflictos armados. De ellos aproximadamente el 5% son niños colombianos, reclutados en su mayoría por las Farc.
Ahora, partidos de la Unidad Nacional, a través de sus candidatos presidenciales, inclusive el presidente Santos, están desconociendo la normativa internacional, que obliga al Estado colombiano a proteger a todo menor de 18 años del reclutamiento. Para ello, decidieron desarrollar particulares interpretaciones jurídicas, no incluidas en la ley, ni en los tratados internacionales, para aceptar que solo deben retornar a sus familias los menores de 15 años, cuando es mandatorio retornar a sus hogares a todos los menores de 18 años.
¿Quién, desde el Estado, o como Gobierno Nacional, asume la responsabilidad, durante años ignorada, por haber permitido y aceptado la continuidad del reclutamiento de menores durante los años de negociación, previos a la firma del acuerdo?
Como es por todos conocido, se silencian y toleran, en un grado de indolencia infinita, que los niños continúen en las manos de las Farc.
En las Farc, ronda el pánico de ser juzgados por los delitos terribles de lesa humanidad. Ello, los tiene presentando creativas e inadmisibles ideas, con las que pretenden ocultar sus reprochables y delictivas acciones.
Si bien, con ello convencieron a los comisionados, a los representantes del gobierno en la mesa, al jefe de gobierno y a organizaciones “Defensoras de Derechos Humanos”, es imposible que puedan llegar a salir indemnes con las pruebas contundentes sobre los horrores cometidos a los niños que reclutaron.
Testimonios que reposan en manos de autoridades como Fiscalía, Procuraduría y Tribunales de justicia, son contundentes en corroborar los atroces hechos. También, algunos medios de comunicación continúan investigando y denunciando esta cruel y continuada realidad.
Así pues, no vengan ahora a ponerse el traje de la familia cuidadora y protectora, cuando en realidad, condenaron a los niños reclutados en sus filas, a la más espeluznante y degradante esclavitud.
Publicado: marzo 20 de 2017