Al CD llegamos ciudadanos cuya trayectoria tiene raíces en las más variadas fuentes de filosofía política, de militancia comprometidas.
Apenas estamos comenzando el debate electoral del 2018 que tendrá varias etapas: Congreso, Presidenciales y Regionales. Ha comenzado muy temprano y se corren riesgos de divisiones y fracturas por la inmadurez de la organización, por las ambiciones personales, por las contradicciones de mandos o intereses locales, etc. Me refiero al Partido Centro Democrático que tiene el deber histórico de acceder, por vez primera, al poder. Porque, además, es la esperanza de varios millones de colombianos, como quedó plasmado en el resultado plebiscitario.
El CD es un movimiento, una corriente que va en camino de consolidarse como partido. Ahí llegamos ciudadanos cuya trayectoria tiene raíces en las más variadas fuentes o escuelas de filosofía política, de militancias comprometidas. Ello significa que existen búsquedas y llegadas a nuevos espacios donde el respeto por el pluralismo es un principio de convivencia interna, mientras se van desarrollando las líneas ideológicas. En tan corto tiempo el CD tiene clara su posición patriótica, su composición policlasista, sus metas de desarrollo de la nación basadas en la libre empresa, la solidaridad entre los humanos, la ética ciudadana, etc. Dado el largo momento en que nos encontramos, el CD debe sancionar como el factor de cohesión interna y de racionalidad en luchar por lo que nos une y alejar lo que nos divide.
Nuestros contradictores son evidentes en el tinglado político: el santismo podrido en su descomunal corrupción y sus aliados del narcotráfico fariano. Pero mientras tanto la disciplina de las bancadas y de las instancias de mando lograrán el imperio del programa, la doctrina mínima y la unidad de criterios operativos. La ventaja del CD sobre los partidos diferentes es la existencia de un líder democrático: Álvaro Uribe, único líder nacional que tiene el país.
Con términos desgastados de izquierda y derecha, tan mezclados en el mundo político de hoy, se fomenta la confusión y, por ende, suelen ser equívocos. Por ejemplo: la democracia en su origen fue una conquista de la izquierda en su confrontación con las monarquías. En países como Yemen o en los Emiratos Árabes en la actualidad es una conquista a lograr. Pero la democracia consolidada en la UE, otro ejemplo, es una institución de la derecha. De allí que sea importante dilucidar sin sectarismo:
- Los dos partidos tradicionales colombianos son de hondo calado democrático, en su tronco, pero en las ramas hay diferentes coloraciones por lo religioso o por la concepción del estado centralista o federalista. Al menos fue así hasta los momentos donde el clientelismo, el contratismo societario maligno y otras sanguijuelas los ha convertido en mellizos.
- La expresión de “extrema derecha” tiene una connotación muy fuerte pues es aplicable a nazi-fascista o entre nosotros a paramilitares, con todo lo que esta denominación tiene de contradictoria en la disección histórica.- En el CD hay, por supuesto, personas de derecha, de centro y de izquierda nacional. Su convivencia está enmarcada en el nivel civilizado. La extrema derecha nazi-fascista, proclive a la violencia, no es de nuestra cosecha, así lo lean en su ardentoso lente de la vida política. Lo mismo ocurriría con denominaciones agravantes como extrema- izquierda, emparentada con la guerrilla. Hay militantes que en su actitud es más elocuente que su pensamiento. Conservadores de creencias religiosas, liberales en economía y derechos humanos, no descalifican a otros por sus ideas, pero si los critican por los hechos. De igual manera, los hay de la izquierda nacional, agnósticos, enemigos de los totalitarismos de izquierda y de derecha.
Conservar estos equilibrios para centrar la prédica contra los “enemigos” señalados es tarea de personas demócratas y un grado de tolerancia política y espiritual que nos permite medir las riendas de la cuadriga de la victoria. Falta aprender mucho todavía. La negociación entre las tendencias internas es más importante que las negociaciones externas con los desarmados en democracia. Un ejemplo para los demás ciudadanos si somos capaces de dar testimonio de cordura. La calidad de nuestra resistencia a las provocaciones y responder a los que quieren vernos derrotados será valorado por la historia. Pero si de majaderos terminamos disociados, fracturados, el camino le quedará expedito a los enemigos de la libertad.
Jaime Jaramillo Panesso
Publicado: marzo 7 de 2017
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