Acudiremos con dignidad ante la honorable Corte Suprema de Justicia a responder esa denuncia carente de sentido y torpe.
Dicen las doctoras Cecilia Álvarez y Gina Parody que los congresistas del Centro Democrático que denunciamos hace algunos días sus presuntas actuaciones irregulares hemos incurrido en una falsedad, razón por la que, muy orondas, formularon denuncia penal ante la Corte Suprema de Justicia.
Al decir popular, “tras de cotudas, con paperas”, las prepotentes exministras de Santos que, en vez de amenazar con la acción de la administración de justicia a quienes nos atrevemos a demandar que se investiguen los nauseabundos actos de corrupción de este gobierno, más bien deberían explicarle al país muchas de sus actuaciones cuando eran las mujeres más poderosas del gobierno nacional.
Que unas santistas acudan a la justicia para callar y perseguir a unos uribistas no debe ser noticia. Ese ha sido el modus operandi de este gobierno carente de argumentos y rebosante de inmoralidad. Santos y sus compinches desde el primer minuto amedrentaron a sus opositores con la justicia. A unos los hicieron condenar injustamente, a otros los tienen enredados en procesos penales interminables y algunos se vieron forzados a partir hacia el ignominioso exilio.
Esta vez las señoras Parody y Álvarez no se saldrán con la suya. Es mucho lo que tienen que explicar. Esa carretera entre Gamarra y Ocaña que fue entregada a dedo a Odebrecht unas cuantas semanas antes de que tuviera lugar la primera vuelta presidencial de 2014, debió haberse adjudicado en licitación pública.
Y por más que intenten esconderlo, en Gamarra, ciertamente, la familia de Gina Parody tiene millonarios intereses en un puerto.
Todo eso es muy cierto. Así que bienvenida sea esa y mil denuncias más que quieran interponer. Aquello no logrará que nos descuidemos en lo que hemos denunciado. Los hechos son incontrovertibles y todo indica que estamos frente a uno de los más grandes escándalos de corrupción de toda nuestra historia.
Que la señora exministra que ahora se presenta como una “youtuber de más de 60 años” deje la payasada y comparezca ante el pueblo colombiano para dar las explicaciones que estamos exigiendo. Y la respuesta no puede ser a través de denuncias temerarias. Como miembros de la oposición nos asiste el derecho de denunciar todos los actos de corrupción de este gobierno, así les moleste mucho a las señoras Parody y Álvarez que, escudándose en su condición sexual, creen que son intocables y sus actuaciones como funcionarias públicas inexpugnables.
Acudiremos con dignidad ante la honorable Corte Suprema de Justicia a responder esa denuncia carente de sentido y que delata una infinita torpeza, pero sobre todo, el temor que sienten las quejosas porque en el fondo de su conciencia –si es que algo de aquello tienen- saben que obraron mal y que tarde o temprano deberán responder por ello.
El país no soporta más la corrupción de este gobierno. Por donde se mire corren ríos de podredumbre e inmoralidad. En estos años de santismo, Colombia ha sido vulgarmente saqueada por los amigotes del presidente.
Y aprovechando que estamos imbuidos en estos menesteres, ha llegado la hora de que la doctora Gina Parody le cuente a Colombia si su familia de forma directa o por interpuesta persona ha donado dinero al presidente Juan Manuel Santos o a la fundación “Buen Gobierno”.
Que nadie se llame a engaños: las doctoras Parody y Álvarez no son unas impolutas y aquello ya está más que evidenciado, salvo que ellas en su defensa convenzan a un juez que la Ruta del Sol, los municipios de Ocaña y Gamarra, el río Grande de la Magdalena y el puerto de la familia Parody son lugares que simple y llanamente no existen. Ahí les planteo el desafío a las alevosas exministras.
Publicado: febrero 11 de 2017