Ni que la costumbre permanezca, ni que el horizonte desvanezca, esa es la consigna que hoy deberían llevar los miembros del Centro Democrático, luego de tantas batallas en la defensa de la democracia que se han tenido que llevar ante un gobierno elegido popularmente y que quiere gobernar aristocráticamente, plutocráticamente.
Esas son las lecciones que se deben recoger en este largo camino que empezó en 2014, donde los cimientos de este barco con timonel propio han venido cimentándose, comparados tristemente con el barco de la patria cuyo capitán ha perdido hace ya casi 8 años. Una cimentación que ha soportado todo tipo de jugadas perogrullescas por parte del actual gobierno con quienes lo dirijan.
Lo último que ha pasado, es que quitándonos el balón de la victoria del plebiscito, para ponernos el balón de la corrupción con el cual el actual gobierno obvia su actuar, es solo una prueba de que quienes hacemos parte del Centro Democrático, debemos escalar entre las infamias para lograr socavar todos los problemas.
Es curioso que cuando las investigaciones hechas a la gerencia de la campaña presidencial de quien es hoy el primer mandatorio llegaban a dar un dictamen con creces eminentes, la versión de quien fuera el único testigo cambiara días después de que le abrieran un proceso por vínculos criminales y que luego de haber transgredido la historia, dicha investigación se cerrara.
Con perjuicio de equivocarnos y diciendo las cosas de otro modo, el vendaval que hoy pasa por las concertinas del Centro Democrático, poco son comparables con el vendaval que debe estar viviendo el gobierno actual, con la forma como se esta implementando el proceso, como cada día hay mayores dudas por parte de la colectividad e inconformidades por parte de estos grupos ilegales.
Los vendavales generalmente revuelcan todo sin distinguir que es lo bueno y que es lo malo, y eso han querido hacerle al Centro Democrático con cada vendaval – que como si fuera un poder superior del gobierno nos envían –y hacen que se vuelva más fuerte el cimiento de la búsqueda de la democracia y así consolidar el Estado que venía fortaleciendo.
Entre 2002 – 2010 el Estado colombiano se volvió tan fuerte desde la democracia y la institucionalidad, que le ha permitido a Colombia sostenerse, aun tambaleando, más allá de lo que el actual gobierno ha hecho. Todos los problemas se vuelven posibilidades, cuando la tropa cabalga siempre cabalga sobre el lomo de la iniciativa, con trabajo cívico y amor patriótico. Que Dios de luces.
Publicado: febrero 17 de 2017