El cura de Roux, sabe muy bien lo que escribe y los que pretende. Él sabe y conoce los alcances inquisidores y vengativos de la “Jurisdicción Especial para la Paz”.
Si a los ciudadanos nos rige la Constituciòn Política y el ordenamiento jurídico, a nosotros el cristiano católico nos rige la Constitución Apostólica «FIDEI DEPOSITUM», por la cual se establece con carácter de instrumento de derecho público, el Catecismo de la Iglesia Católica que rige para todos los integrantes del Pueblo de Dios; y en materia jurídica nos regula el Código de Derecho Canónico.
Recuerdo esta particularidad porque no es fácil para un católico apartarse de los pastores de su Iglesia como lo son obispos y sacerdotes; pero cuando los hechos y la convicción vencen la regla se debe dar el paso para dejar constancia como ciudadano y cristiano católico.
Desde hace tiempo el arzobispo de Cali, Darío De Jesús Monsalve, y el Sacerdote Jesuita Francisco de Roux, vienen ejerciendo activismo político a pesar de la prohibición expresa del código canónico y el catecismo. Los dos, desde sus responsabilidades clericales y sabedores de su poder de influencia sobre los laicos asumieron con fiereza el plebiscito, ejerciendo presión desmedida y descarada para inducir el voto de los católicos a favor del “SÍ” recurriendo a maniqueísmos grotescos y sistemáticos para equiparar y concebir la teología del perdón y la reconciliación con el deber ser del Estado en impartir justicia.
Varios integrantes de la Iglesia Católica y en especial de la comunidad religiosa Compañía de Jesús (“Jesuitas”) vienen insistiendo desde hace años que las acciones criminales y terroristas gestadas por los integrantes de los grupos guerrilleros en Colombia son generadas por su vocación cristiana y por lealtad con el evangelio. Ese y otros argumentos distantes y confusos fueron utilizados en la reciente campaña plebiscitaria hasta llegar a afirmar como lo hizo el arzobispo Monsalve, que quien no votara por el “SÍ” “era deshonesto e ignorante”.
El arzobispo Monsalve, por estar concentrado y fanatizado promoviendo impunidad para las FARC y el ELN olvido sus responsabilidades diocesanas y en las últimas semanas se vio involucrado en un nuevo escándalo. Gracias a la denuncia del caleño y columnista Mario Fernando Prado (Ver Defendiendo la pedofilia y Debe renunciar monseñor), el país conoció el caso de soborno y encubrimiento que pretendió realizar el arzobispo Monsalve para ocultar el delito aberrante de pederasta por parte del sacerdote William Mazo (condenado por la Justicia). Como no logró conseguir su propósito de esconder la acción criminal del sacerdote Mazo, involucró a la Iglesia Católica de Cali en una respuesta institucional enviada a los padres de las víctimas donde los responsabiliza de ser ellos los culpables de “el ultrajo del párroco” para con sus hijos. Un exabrupto desde el escenario jurídico y moral.
Y para no perder la costumbre de ser protagonista de la farándula política, el pasado miércoles en su habitual columna de El Tiempo, el Sacerdote Francisco de Roux, sorprendió una vez más de manera grave, calumniosa e irresponsable con el contenido de su columna “Miedo” (Ver Miedo). De manera textual el cura de Roux, señala, relaciona y responsabiliza a los integrantes del Centro Democrático, voceros del “NO” y líderes religiosos que defienden la Constituciòn, la Institucionalidad, la Justicia y el valor democrático de las urnas como generadores y hostigadores de las acciones criminales que se vienen cometiendo contra “líderes que protege los derechos humanos, la restitución de tierras y el medioambiente”.
El cura de Roux, sabe muy bien lo que escribe y lo que pretende. Él sabe y conoce los alcances inquisidores y vengativos de la “Jurisdicción Especial para la Paz”. Hacer la tarea de sustanciador desde su columna para sentenciar a quienes patrióticamente se oponen a los acuerdos de La Habana no solamente es miserable, es ponerle una lápida a quienes él señala.
Dejamos constancia.
Publicado: febrero 27 de 2017