En Colombia, cada semana nos enfrentamos a uno nuevo acontecer que nos deja desconcertados. Y cada cinco a seis horas las cosas se actualizan. La evolución de los hechos avanza de manera vertiginosa, y para desconcierto de todos, no en beneficio del bien común.
Vamos a ritmo acelerado, escuchando noticia tras noticia, cada una con un nuevo acontecimiento descubierto, que nos deja impactados y muchas veces sin las herramientas para analizar de fondo, las causas de lo que ocurre y en consecuencia, sin encontrar luces de solución, sin poder aportar salidas, y sí sumergidos y bloqueados, en un mar de hechos de sinvergüencería y pululante corrupción.
Las instituciones convenientemente, han olvidado su obligación con el ciudadano de rendir cuentas, y los funcionarios públicos de mantener un sistema de vida acorde con la labor y trabajo que se presta. El Dios dinero y la adoración a la riqueza, se imponen, por encima del beneficio y el bien común.
Con toda la información expuesta sobre sobornos, maniobras, fraudes, prácticas ilegales, excesos, abusos en el caso de Odebrecht, se recoge en este solo caso, las características de de personas y organizaciones privadas y públicas cuyo propósito es uno solo, enriquecerse a como de lugar y mantener el poder única y exclusivamente para su propio beneficio.
Lo que ha sido publicado por medios de comunicación, de los testimonios de Otto Bula, sobre la financiación de la campaña presidencial de Santos, contiene indicios sustanciales. Incluye hechos mencionados en el testimonio, sobre encuentros y menciones sobre significativos recursos, (un millón de dólares), que expresa Bula, fueron entregados a esa campaña.
En Cambio, hasta el momento, si bien hay una denuncia de un medio de comunicación en Brasil sobre un sobrepago al estratega Duda Mendonça, no hay testimonios del pago de Odebrecht a la Campaña Presidencial de Oscar Iván Zuluaga, como erradamente lo señalan algunos.
En todo caso, repugna hasta la médula todo lo que se conoce de esta empresa y sus tentáculos para sobornar a las más altas esferas en Colombia y Latinoamérica. Al Fiscal Martínez, le corresponde liderar las investigaciones y llegar al fondo, para desenmascarar toda la corruptela promovida por Odebrecht en Colombia.
No deja de ser preocupante para el futuro del país, que como consecuencia de todos estos escándalos, puede surgir para la próximas elecciones presidenciales una tercería, promovida desde la izquierda internacional, para lograr alcanzar la Presidencia de Colombia, y en parte es lo que ya se escucha en algunos escenarios políticos. La oportunidad para la izquierda, producto de este escandaloso recuadro, y de un discurso que empieza a calar no solo en los jóvenes, sino en muchos que sienten una inmensa frustración por la interminable lista de frustraciones, limitantes e impactos negativos de las políticas del actual gobierno, como la carga de la reforma tributaria, que tanto está golpeando el bolsillo diario de los colombianos. El gobierno Santos, está abriendo para la izquierda, en bandeja de plata, esta posibilidad.
Adicionalmente, para el gobierno nacional, quedaron atrás los sistemas de control de gestión, la obligación de responder a la ciudadanía diariamente y de manera argumentativa sus inquietudes y adquirir compromisos realizables para solucionar sus principales necesidades. Prescindió de las audiencias y conversatorios públicos, de la presentación abierta y pública de la realidad económica del país, de las principales inversiones, de las necesidades sociales, principalmente para niños, madres cabeza de familia, jóvenes y adultos mayores y de las estrategias del gobierno para solucionarlos, con enfoque regional.
Todas estas, medidas que se desarrollaron durante 8 años, en el gobierno Uribe y que permitieron transparencia no solo en la comunicación, sino en la gestión misional diaria de las entidades estatales, inclusive de las organizaciones privadas, que cientos de veces tuvieron que acompañar los procesos públicos de rendición de cuentas y el dialogo ciudadano. Escenarios estos, que hoy se extrañan en la administración pública y en el gobierno, y que cobran gran vigencia frente a la permanente incertidumbre a la que se enfrentan los ciudadanos colombianos, que no ven un norte claro para el país, que se desmorona a diario frente a los escándalos de la corrupción.
Publicado: febrero 13 de 2017