Colombia rendida ante las Farc

Colombia rendida ante las Farc

Voto obligatorio y reducción a 16 años de la edad para votar son medidas que sólo favorecen a las Farc.

Resulta altamente sospechoso que el gobierno nacional haya esperado a que el presidente Uribe entrara al quirófano para presentar un paquete de reformas políticas que claramente benefician a las Farc y van en detrimento de los derechos de los partidos políticos que han actuado en la democracia.

La lealtad no es una virtud de Santos. Él sabe muy bien que con Uribe en el debate, le va a quedar muy difícil tramar al país con las artimañas politiqueras presentadas y defendidas por Juan Fernando Cristo en el congreso.

Las medidas que pretenden aprobar vía fast track parecen un costal lleno de alacranes. La reducción de la edad para ejercer el derecho al voto es inconveniente desde todos los ángulos que se le observe. Mientras en otros países la tendencia es la de estabilizar en 21 años el derecho a elegir y ser elegido, las Farc obligaron al gobierno a bajar la edad a 16 años.

Existen estudios estadísticos que apuntan a que un adolecente es mucho más propenso a votar por candidatos de izquierda que de derecha. En España, el año pasado se vivió ese mismo debate. Partidos socialistas como el PSOE, Podemos  y la izquierda republicana de Cataluña eran los más entusiastas promotores de rebajar la edad de voto a 16 años.

Las Farc le están apuntando a cautivar el voto de los denominados millennials, que son aquellas personas jóvenes inconformes, escépticos, desconfiadas de la clase política tradicional cuyas edades oscilan entre los 15 y los 25 años.

Los millennials, por ejemplo, fueron el soporte fundamental de la precandidatura de Bernie Sanders quien le disputó la nominación demócrata a Hillary Clinton en las pasadas elecciones presidenciales en los Estados Unidos. Las encuestas de la época indicaban que el 55% de los millennials estaban con Sanders, mientras que el 38% se inclinaban por la candidatura de Clinton.

Sanders tiene un discurso de izquierda radical. El mismo se define como un “socialista democrático” que admira fervientemente el modelo político escandinavo, eminentemente asistencialista.

¿Timochenko y sus secuaces lograrán seducir a los votantes jóvenes que en su mayoría no tuvieron que padecer el rigor del terrorismo de las Farc, en buena medida porque cuando tuvieron uso de razón, la política de seguridad democrática del presidente Uribe estaba en marcha?

Lo cierto es que al rebajar la mayoría de edad para efectos de tener derecho al voto, el gobierno Santos le está haciendo un favor a la izquierda colombiana.

Frente al voto obligatorio, llama poderosamente la atención el argumento esgrimido por Juan Fernando Cristo, quien asegura que con esta iniciativa se busca combatir la compra de votos. Curioso que el ministro del Interior de este gobierno se declare enemigo de aquella práctica corrupta, en el preciso instante en que se investiga el ingreso de dineros de Odebrecht a la campaña presidencial. El millón de dólares de que se habla tuvo que haber sido destinado para aceitar a los electores de Santos o de los congresistas que lo respaldaban. Nadie creerá que con ese efectivo, Prieto y su testaferro Giraldo se fueron a hacer obras de caridad en los barrios más pobres de las principales ciudades de Colombia.

Juan Fernando Cristo hablando de transparencia y decencia electoral es como ver al diablo haciendo hostias.

El voto obligatorio es contrario a la propia democracia. El ciudadano es libre en materia política. Aquel que por apatía, desengaño, pereza o cualquier otro motivo resuelve no acudir a las urnas está tomando una posición política. Ser abstencionista es igual de legítimo que ser activista. El voto es un derecho que jamás puede convertirse en una obligación.

Pero claro, como hay que ampliar la base de electores en Colombia para ver si aparecen más votos por los candidatos de las Farc, el Estado dará un salto al vacío obligando a los ciudadanos a ir a las urna. Brota el interrogante respecto del “castigo” que recibirá aquel que de manera valerosa reivindique su libre decisión de no votar. ¿Lo encarcelarán, lo conducirán amarrado de pies y manos al tribunal de justicia estalinista de las Farc, lo multarán o lo deportarán?

Una democracia reivindica la libertad, principio que obviamente no conocen por los lados de las Farc, grupo que hay que reconocerlo, está logrando que nuestro Estado sea rediseñado a la medida de sus exigencias socialistas.

@IrreverentesCol

Publicado: febrero 17 de 2017