Informe especial de David Meza Pretelt
Durante la administración de Gustavo Petro se dieron presuntos manejos irregulares que llevaron a Capital Salud, la más grande EPS del régimen subsidiado de la capital colombiana, a la debacle. Una crisis en la que las mayores víctimas fueron los empleados y pacientes.
La corrupción es un problema que aqueja a la política colombiana casi desde sus inicios y a pesar que hoy en día desde el autodenominado progresismo dicen combatirla, haciendo alarde de un infame populismo. No se puede perder de vista el pasado reciente de los movimientos de izquierda que cayeron en lo más bajo del clientelismo y la corrupción comprometiendo incluso la salud de los ciudadanos que dicen proteger.
Corría el año 2014 y se acercaba a su fin la administración del ex guerrillero Gustavo Petro en la ciudad de Bogotá. Los vientos electorales arreciaban por la campaña de reelección presidencial de Juan Manuel Santos, de la que cada día es más claro que le apostó al “todo vale” y buscó reunir fuerzas de todas las vertientes, aún las más oscuras, con tal de mantenerse en la presidencia.
En medio de ese ambiente político, ejercía como secretario de Salud de Bogotá el señor Aldo Cadena, quien es un alfil del petrismo y ficha de su antecesor en el mismo cargo; quien hoy ejerce como Alcalde de Ibagué: Guillermo Jaramillo.
Jaramillo, a pesar de ufanarse de un supuesto talante progresista y a favor del trabajador, durante su gestión en la Secretaría de Salud nunca recibió en reunión formal al sindicato de Capital Salud, a pesar de reiteradas solicitudes de los trabajadores para hacer denuncias y solicitudes respecto a las irregularidades en cuanto al manejo de la entidad.
Después de varios años de tener como gerente a Alba Mayorga, quien permitió que la empresa se convirtiera en un fortín de la contratación y clientelismo petrista, ocurrieron desaveniencias entre el nuevo secretario de salud, Aldo Cadena y la señora Mayorga que llevaron a su pronta salida.
El núcleo del problema fue la imposición de Fanny Villa como directora financiera, una supuesta cuota de Cadena que no cayó nada bien a la gerente Mayorga, quien a principios del año 2014 decide prescindir de sus servicios tras varios enfrentamientos que eran vox pópuli al interior de la entidad.
Petro y Santos ¿Nuevos mejores amigos?
Desde la presidencia se advertía la debilidad política de cara a las elecciones de 2014 y uno de los sectores a los que se recurrió como salvavidas fue el progresismo, movimiento que actualmente se encuentra al borde de la desaparición, pero que en su momento contaba con las multimillonarias arcas de la capital colombiana.
Fuentes del gobierno, así como de las autoridades judiciales que prefieren mantener el anonimato, afirman que el regreso a la alcaldía de Petro, tras su suspensión por parte de la Procuraduría; se debe a acuerdos secretos con Juan Manuel Santos en los que el ex M-19 se comprometía a apoyar su candidatura presidencial a cambio de regresar al ayuntamiento.
Esto se tradujo en hechos: tras el regreso de Petro a la alcaldía, parte de la plana mayor de su gobierno renunció para entrar a conformar un bloque de defensa a los acuerdos entre Santos y las Farc que denominaron “Frente amplio por la paz”, de este grupo hacían parte Aldo Cadena (Secretario de Salud), Jorge Rojas (Secretario de Integración Social), Carlos Mario Sanchez (Director Idipron) y otros 15 altos funcionarios de la administración petrista.
Alaín y la lámpara maravillosa
Tras la discutida victoria de Juan Manuel Santos con una gran diversidad de grupos oscuros detrás, entre los que se encuentran tanto Odebrecht como la Bogotá Humana de Petro. Se volvieron a barajar las carteras del distrito y Aldo Cadena quedó a cargo del IDRD como premio a su labor en representación del petrismo a favor de Santos.
Pero su voracidad e interés en la empresa Capital Salud no cesaron, desde sus tiempos como secretario empezó a ver la salud de los capitalinos como la gallina de los huevos de oro y era esta una presa que no quería soltar.
A pesar de reiterados debates en el Concejo de Bogotá donde se solicitaba liquidar Capital Salud por sus problemas financieros, Aldo Cadena intervino ante Gustavo Petro impidiendo que esto sucediera y consiguió ser nombrado secretario ad-hoc en la junta directiva de la entidad, imponiendo casi de manera simultánea a un nuevo gerente: Alaín Jimenez Fadul.
Jimenez Fadul promovió la dudosa contratación de una empresa que contaba solamente con sedes en la región Caribe para el suministro de insumos médicos llamada S y D (Suministros y Dotaciones S. A.), y no cumplió con pagos por cerca de 6 mil millones a Audifarma, que era la que venía prestando dicho servicio.
Uno de los detalles que levanta mayor suspicacia, fue que la convocatoria pública realizada para buscar un nuevo proveedor de medicamentos duró solamente un día, con un único proponente que fue S y D, que además no cumplía con los requerimientos, ya que en principio no tenía sedes en Bogotá o en el Meta, las dos regiones en las que opera Capital Salud, ¿Acaso se habría otorgado un contrato a dedo?
Jimenez Fadul recibió la empresa en octubre de 2014 con unas pérdidas de 140 mil millones de pesos y cerró el año con pérdidas por 212 mil millones, es decir que tan solo en tres meses se perdieron 72 mil millones, un incremento acelerado de las pérdidas en las que ya venía sumida la EPS durante los primeros años de la administración de Petro.
Estableciendo comparaciones financieras, tras terminar su gestión a cargo de Capital Salud las pérdidas empezaron a disminuir, otro caso más en el que se comprueba que la administración Peñalosa, haciendo una gestión mínimamente correcta, ha reducido las perdidas reportando inclusive un menor número de eventos por mes (citas, consultas, cirugías, etc).
En redes sociales fueron reiteradas las acusaciones al señor Alaín Jimenez por hacer giros a las IPS de forma arbitraria, sin tener en cuenta la antigüedad o prioridad de las deudas. De ahí que fundaciones encargadas de pacientes crónicos como Retorno Vital, lo responsabilizaran por constantes incumplimientos en la entrega de medicamentos inmunosupresores; necesarios para garantizar la supervivencia de pacientes con trasplante. Muchos de estos pacientes tuvieron que recurrir a acciones legales para acceder a estos medicamentos.
Allí se prueba que el señor Alaín era un mago para desaparecer el dinero, o ¿Cómo se argumenta al ritmo acelerado de pérdidas que se dio en 2014?. Pareciera ser que antes de cerrar la alcaldía, el petrismo trató de arrasar con todo y llevarse un valioso botín.
Los supuestos malos manejos financieros que se dieron durante la administración de Gustavo Petro dentro de la EPS Capital Salud no acaban aquí, a partir de estas grandes pérdidas y un aumento en las quejas de los pacientes, el Ministerio de Salud interpuso una medida de vigilancia, que según Cadena y Jiménez se debía a factores externos como retraso en los giros del Fosyga pero que tras analizar las grandes pérdidas y el clientelismo en el que estos funcionarios sumieron a la entidad tenía una sola explicación: la corrupción.
La ciudadanía bogotana ya vivió en carne propia la inoperancia y corrupción de una administración progresista de izquierda que no guarda ningún respeto por derechos fundamentales y constitucionales como el de la salud o el derecho a una vida digna. Ahora es el momento de estar atentos y no permitir que un populismo corrupto aspire a tomar las riendas de la nación a través de grupos políticos como el de Gustavo Petro o “Voces de Paz” que son cortados con la misma tijera.
Publicado: febrero 20 de 2017