El cuestionado exfiscal general de la nación, Eduardo Montealegre, ha dado una entrevista al programa La Noche de RCN en la que, literalmente, se despachó contra buena parte del gobierno colombiano, delatando el dolor que le produjo el hecho de que Santos no incluyera a su pupilo Jorge Fernando Perdomo en la terna para la fiscalía.
Los ataques de Montealegre, ese mismo que no hizo nada como fiscal para evolucionar las investigaciones contra sus antiguos clientes como es el caso de Saludcoop, se concentraron en el equipo negociador de La Habana, particularmente en Humberto de La Calle a quien acusó de querer utilizar el plebiscito para montar su campaña presidencial. Al comisionado para la paz, Sergio Jaramillo, lo señaló por aplaudir en privado sus iniciativas –las de Montealegre- y luego criticarlas en público.
Se refirió al cartel de periodistas que traficaban con información de la Fiscalía y se sacudió, sin éxito, de cualquier responsabilidad. Con total cinismo dijo que “es posible que algunos periodistas hayan abusado de su nombre”. Lo que no dijo el exfiscal Montealegre es que a su casa de recreo en la sabana de Bogotá esos mismos periodistas iban los fines de semana a recibir instrucciones y lineamientos suyos. Entre esos lineamientos estuvo el de pretender hacer un montaje contra la familia del periodista que develó los contratos corruptos, la verdadera identidad y las falsedades en la hoja de vida de la contratista Natalia Lizarazo García, quien usa el nombre de Natalia Springer.
¿Traicionado por Santos?
Montealegre alega que Santos lo traicionó, pero no explicó porqué, lo cual pone en evidencia de que en efecto entre el fiscal y el presidente sí existieron pactos y acuerdos, tal y como desde hace muchos meses lo viene denunciando la oposición política que fue dura e ilegalmente perseguida por Montealegre. Aun no se sabe si el exfiscal cometió delitos mientras estuvo en el cargo. Hay evidencia de que manejó el multimillonario presupuesto de la entidad como le dio la gana, lo cual podría desembocar en investigaciones por peculado y celebración indebida de contratos.
Y esa posibilidad se hizo evidente cuando Montealegre, en dos oportunidades a lo largo de la entrevista, fustigó al ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, por promover la iniciativa de que los magistrados de las altas cortes y el fiscal general de la nación puedan ser detenidos previamente por orden del tribunal superior de Bogotá. La conciencia siempre delata a los malhechores.
Claro que Santos traicionó a Montealegre. Ese es el talante de una persona que ha construido su vida política, empresarial y personal sobre mentiras, engaños, estafas y tramoyas. Algún día alguno de los miembros de la familia Santos deberá contarle al país porqué don Hernando Santos estuvo a punto de hacer meter a la cárcel a su sobrino Juan Manuel.
Atrás quedaron los tiempos de estrecha amistad entre Santos y Montealegre
Santos le incumplió en quién sabe qué a Montealegre. Pero que éste no se queje porque, al decir popular, así le paga el diablo a quien bien le sirve.
El exfiscal se prestó para convertir a la entidad que dirigió durante 4 años en una especie de policía política desde la que se fabricaron pruebas, se consiguieron testigos falsos y se edificaron procesos penales fantasiosos contra las personas más cercanas al expresidente Uribe. Al final, el presidente le iba a pagar con la embajada en Alemania. Montealegre dice mentirosamente que él no la aceptó, cuando la versión que existe es que el gobierno alemán no concedió el beneplácito que se requiere para hacer dicho nombramiento.
Eduardo Montealegre es un mal ser humano, una persona que procede motivada por el odio y el rencor. Abusó del poder efímero que tuvo en sus manos. Creyó que era el dueño de la justicia colombiana y ahora, que está en el asfalto, repudiado por buena parte de la opinión pública, cuando muchos magistrados evitan pasarle al teléfono, busca vengarse de Santos y pasarle cuenta de cobro por su desgracia. La de ellos, Santos y Montealegre, es una pelea de traidores en la que seguramente saldrán a flote muchas cosas que hasta ahora han permanecido en las tinieblas, como por ejemplo los pormenores del montaje que hicieron para perjudicar la campaña uribista a la presidencia, en 2014.
El abrazo del oso
De manera abierta e indecorosa, Montealegre expresa que su candidato para la fiscalía es el doctor Yesid Reyes. Desde que se presentó la terna, LOS IRREVERENTES revelaron la existencia de un acuerdo politiquero en virtud del cual Montealegre ayudaría a Reyes con los pocos votos que tiene en la Corte Suprema, a cambio de que éste, una vez elegido, ratifique a Jorge Fernando Perdomo como vicefiscal.
Claro está que, con el nivel de rechazo y de desprestigio que tiene Montealegre sobre sus hombros, el que le haga campaña abierta a Reyes, antes de ser una ayuda es, en efecto, un lastre imposible de cargar. Si algún favor quería hacerle el exfiscal a su candidato, entonces debió quedarse callado. Ahora, la Corte Suprema de Justicia y el país saben que si quieren 4 años más de una fiscalía manejada con criterios políticos, en la que las notificaciones se hagan en ruedas de prensa y en la que el multimillonario presupuesto se utilice para satisfacer el ego del fiscal y no las necesidades de la justicia, entonces deberá elegirse a Yesid Reyes. Si por el contrario, lo que se busca es un viraje de 180 grados, el exministro de justicia no es la persona indicada para tal fin.
@IrreverentesCol