Duele ver las reacciones de quienes respaldaron la opción del Sí en las redes sociales, tras perder el plebiscito del domingo 2 de octubre. Expresiones cargadas de rencor, dolor, intolerancia y grosería se leen en innumerables mensajes. Pienso que si esa es la paz que nos querían imponer, gracias a Dios no se dio.
El triunfo del No es un milagro. Todo estaba en contra: medios parcializados en una abrumadora mayoría, el aparato estatal haciendo propaganda en favor de los intereses del gobierno, dinero oficial que se repartió a rodos para impulsar la “paz”, etc.
Nadie apostaba un centavo, por tanto, el resultado alcanzado abre la puerta a una RENEGOCIACIÓN del Acuerdo. Quienes amamos la paz con valores, esa que incluye, respeta y tiene futuro, ganamos. Incluso, como hemos escuchado en repetidas ocasiones desde que terminaron los escrutinios, “hasta el Cielo se manifestó”, a través del coletazo del huracán Matthew en el caribe. Qué le vamos a hacer: la lluvia jugó a favor del No.
Ahora, para empezar a construir la paz verdadera, es perentorio que la soberanía del pueblo, manifestada en las urnas, no sea desconocida por las FARC, y mucho menos, por sus amigotes de Ginebra. Lo de ayer es un mensaje contundente: los colombianos que no hemos sido tenidos en cuenta durante los últimos 6 años, existimos y somos mayoría.
Primera lección para las FARC-EP: si pretenden entrar en el debate democrático, quien pierde las elecciones, reconoce y concede la victoria al triunfador. Segunda lección: Colombia rechaza el modelo castro-chavista que impulsa el Socialismo del Siglo XXI. Tercera lección: el marxismo que defienden los farianos es una ideología caduca, que condena a los países a vivir en medio de la escasez, el hambre y la enfermedad. Negar que los resultados del mismo son dramáticos, tal como se refleja en Venezuela y Cuba, naciones oprimidas por cúpulas sin alma, que aplastan las libertades todos los días, en detrimento de la dignidad de los seres humanos, es un exabrupto
El gobierno, por su parte, también tiene mucho que aprender tras la derrota. Un jefe de estado no puede expresar con tanta desfachatez y soberbia sus ideas, pasando por encima de los demás, diciendo que “el presidente puede hacer la pregunta que al él se le da la gana”. Esa frase cayó como una patada: la reacción no se hizo esperar.
¿Quién como Dios? Llevaron a Cartagena santeros, brujos, babalaos y hasta maestros de la India, pero se olvidaron que nuestro país está consagrado al Sagrado Corazón de Jesús, a pesar de la rabia que este hecho genere en agnósticos y ateos.
La respuesta libre de miles de ciudadanos, se opuso a las mañas que usó el presidente colombiano menos carismático de los últimos 20 años para salirse con la suya. La gente no fue boba, se hizo sentir y con su voto expresó que está cansada de la corrupción, las mentiras, el derroche oficial en asuntos superfluos e innecesarios y la improvisación.
Propósito de paz: ojalá que en lugar de gastar millonadas en esa dulce mermelada que alimenta la deshonesta e ineficaz clase política, Santos y sus alegres compadres se pongan las pilas… Porque esa platica garantizaría, por ejemplo, el funcionamiento de cientos de hospitales, ancianatos y colegios públicos de calidad. Sé que es mucho pedir, pero lo hacemos sin miedo.
Que los violentos pacifistas que hoy se lamentan por el triunfo del No, se sienten a conversar, cara a cara con nosotros, y permitan que los argumentos de uno y otro lado, sean escuchados civilizadamente. El actual momento requiere cabeza fría, lucidez y decencia entre todos los colombianos. No sirven gritos, altanerías ni pataletas.
Con todo respeto: ¿Los asesores jurídicos de las FARC se van a pasar por la faja el resultado del plebiscito, desconociendo la voluntad de quienes ganamos el domingo? ¿Esa es la paz y la democracia que quieren para Colombia? ¿El presidente cumplirá su palabra y renuncia, tal como lo anunció si ganaba el No? ¿Se atreverá este gobierno derrotado a pasar una reforma tributaria que llevará a la miseria a millones de colombianos, o hará un responsable recorte de gasto público con tijera gigante?
“El socialismo fracasa cuando se les acaba el dinero…de los demás”. (Margaret Thatcher)
@tamayocollins