Ningún resultado y ningún compromiso serio y concreto de Santos en la reunión que sostuvo con los voceros del NO.
Durante cerca de 5 horas tuvo lugar la reunión entre los principales voceros del NO y el presidente Santos en la Casa de Nariño en la que por primera vez se expusieron en detalle las exigencias de quienes ganaron en el plebiscito del 2 de octubre.
Fue una reunión franca y sin afanes en la que los representantes del NO expresaron absolutamente todos sus puntos de vista y opiniones.
Al comienzo de la reunión, Santos manifestó que estaba dispuesto a tocar todos los asuntos y que no había un solo tema vedado.
LOS IRREVERENTES hablaron con el exprocurador Alejandro Ordóñez quien manifestó haber salido “preocupado de la reunión”. La incertidumbre de Ordóñez está afincada en una frase pronunciada en múltiples ocasiones por Santos a lo largo del encuentro: “nos dijo que valoraría las propuestas que sean viables y razonables, lo cual pone esta discusión en un terreno muy deleznable”.
El encuentro se dividió en dos bloques. En el primero, Santos manifestó que estaba dispuesto a oír y a dialogar sobre todos los temas, lo que no significa que haya dicho que va a retomar las exigencias de quienes llevan la representación de los ciudadanos que votaron contra la refrendación de los acuerdos.
Ordóñez le recordó a Santos que “la decisión del domingo es vinculante. El presidente no puede desconocer el resultado del 2 de octubre cuando el pueblo mayoritariamente rechazó los acuerdos. Como consecuencia de ese rechazo, los acuerdos no existen y se impone la necesidad de hacer uno nuevo”.
Lo que más le llamó la atención al exprocurador es que Santos pareciera no haber asimilado que perdió el plebiscito.
Tanto Ordóñez como la senadora uribista Paloma Valencia le preguntaron cuál era la posición del gobierno frente a las declaraciones de alias Timochenko en las que afirma que el acuerdo tiene plenos efectos jurídicos a partir del depósito de los mismos en el Consejo Federal Suizo. Dicha pregunta se formuló en tres ocasiones a lo largo de la reunión y Santos no quiso responderla. “Si usted está de acuerdo con ese tema, pues no hay nada que hacer y esta reunión no tiene ningún sentido”, le expresó Alejandro Ordóñez al presidente Santos.
Así mismo, el presidente Uribe habló durante bastantes minutos y Santos le respondió algunas observaciones que él expuso sobre la necesidad de darle un tratamiento especial a los militares que están procesados penalmente.
“Lo cierto es que nosotros no podemos aceptar que el acuerdo se remiende o se salve, porque ese acuerdo no existe. Si hay cosas rescatables, serán para incluirlas en un nuevo acuerdo en el que las condiciones son las que surgieron en las votaciones del 2 de octubre. Las razones del NO son los inamovibles que nosotros tenemos y sobre los que se debe construir un nuevo acuerdo”, aseveró el exprocurador Alejandro Ordóñez.
Otro de los asuntos gruesos que fueron tratados en la reunión fue el del chantaje de Santos con que rompería el cese al fuego el próximo 31 de octubre. Todos los asistentes a la reunión lo manifestaron y Santos pretendió dar una explicación con fundamento técnico que no convenció a ninguno de los presentes. Al final, fiel a su tono, dijo que “soy el presidente y yo veré cuando levanto el cese al fuego”.
Lo que viene
Queda claro que el gobierno tiene urgencia de salir de la crisis desatada por la debacle electoral del 2 de octubre y quiere superar el asunto lo más pronto posible por cuenta de los compromisos que adquirió con las Farc. Su estrategia es la de fragmentar a los líderes del NO para debilitar a la oposición.
Personas cercanas al gobierno le han recomendado a Santos que le haga unos cambios cosméticos al acuerdo y con ello “demostrará” que sí tuvo voluntad política de atender los reparos de la oposición y en un mes convocar a un nuevo plebiscito.
Lo que queda claro es que Santos intentará meter a la brava el pacto suscrito con Timochenko, pero no la tendrá fácil. Aquel acuerdo, después del resultado del plebiscito, quedó marcado hasta sus raíces por la ilegitimidad y será imposible imponerlo sin que aquello tenga graves consecuencias sobre la estabilidad democrática de Colombia.
@IrreverentesCol