La Señora Williams, a quien trajeron antes del plebiscito , es una ignorante de las opiniones del pueblo colombiano.
Los efectos del plebiscito en algunos personajes extranjeros demuestran que nunca entendieron qué estaba pasando en Colombia. Es más, tampoco algunos administradores de la cosa pública criolla han caído en cuenta de sus obligaciones legales. Plantados esperan a las puertas de alcaldías y gobernaciones a que les den permisos y traslados financieros.
La maja investida de premio Nobel 1997, la gringa Jody Williams, entrevistada por un periodista de El Tiempo, dice, varias veces, que no entiende lo que pasó ni entiende por qué haber un plebiscito, instrumento que, según ella, nada tenía que ver con los acuerdos, sino con los nombres de Uribe y Santos. Como puede observarse, la Señora Williams, a quien trajeron antes del plebiscito para que avalara el proceso con las Farc, es una ignorante de las interioridades y opiniones del pueblo colombiano. Como muchos personajes de ese tamaño o mayor importancia, vinieron en el mismo tono misionero. Pero la citada premio Nobel, tras de rajar contra los del NO por estúpidos (sic), dijo que el premio de este año deberían haberlo concedido también a las Farc, “reconocer a uno sin reconocer al otro no me cayó muy bien”. Todo un retrato de “análisis politológico profundo” de un homólogo en el Nobel del Presidente Santos.
El expresidente del Uruguay, José (Pepe)Mujica, a sus 81 años va por el mundo dando conferencias y consejos, con una vida llena de experiencias y conocimientos, declaró en México, que en los últimos cuatro años, en Colombia comenzó una negociación entre el Estado y la guerrilla que “ha sido demasiado gerencial y con poca participación de los de abajo. La gente se ha asomado como a un balcón al proceso de paz”. Algo extraño sucede porque “el movimiento obrero apoya la paz pero no apoya al gobierno” se cuestionó Mujica en referencia a la baja popularidad del presidente Juan Manuel Santos, al que considera su “amigo”. Mujica vino hace unos meses a avalar los diálogos y los acuerdos Santos-Farc y ahora se pregunta lo que no se preguntó y averiguó en su momento. Son los sabihondos del internacionalismo proletario que no conocen a este pueblo de la mejor esquina de América del Sur ni las consecuencias de los actos revolucionarios guerrilleros ni de los contenidos en los presuntos acuerdos.
Una parálisis en la acción administrativa denuncia la prensa, pues alcaldes y gobernadores dizque esperan la firma del Acuerdo para aplicar las inversiones prometidas. ¿Acaso los gobernantes a diferentes escalas están amarrados a las promesas fantasiosas de los acuerdos y al torrencial de las ayudas internacionales? Con esta mirada menesterosa y temerosa han perdido la autonomía para echar a andar los planes de desarrollo municipales y departamentales. En adelante, bajo esa óptica de subalternos, no habrá obra pública que no se adjudique a las Farc por derivación de los acuerdos que hasta el momento no existen. Lo que nos faltaba. Según la cronista de esta situación que espera la magia del acuerdo, la lista de municipios que hacen cola para resolver por la vía atrás señalada son Chinú (Córdoba), Murindó (Ant.), San José del Palmar (Chocó), López (Cauca), Manaure (Guajira), La Jagua de Ibirico (Cesar), Achí (Bolívar) y El Rosal (Cundinamarca). Y los departamentos todos de los llamados llanos orientales y la Amazonia. Por supuesto el Chocó. Sus gobernantes saben que por obligación legal, con o sin acuerdo, están para resolver las necesidades básicas, no para reformar el parque principal ni darle comodidades a sus autoridades. El bien de la paz no trae automáticamente un cheque. Son disculpas para no cumplir el programa y el plan de desarrollo presentado y jurado a sus electores.