Hay que buscar el perfil del gobernante que Colombia necesita para salir del caos y crecer como un país digno.
El Papa Francisco habló sobre la paz en Colombia y pidió que se logre con RESPONSABILIDAD INSTITUCIONAL y RESPETO A LAS NORMAS DEL DERECHO, TANTO NACIONAL COMO INTERNACIONAL, PARA QUE SEA UNA PAZ DURADERA.
Para mí, SUS palabras no significan que el Sumo Pontífice quiera la paz de cualquier manera, violando las leyes tanto nacionales como internacionales.
Él sabe que una paz construida sobre arenas movedizas, que una paz que no se ciña al Derecho tanto nacional como internacional, no será una paz duradera.
Los que votamos NO en este plebiscito, Sí queremos la paz, pero modificando el acuerdo hecho entre el grupo narcoterrorista Farc y el presidente Santos, cabeza de los plenipotenciarios que firmaron.
Nuestro voto no significa que queramos que el conflicto continúe. ¡Ni locos que fuéramos!
Queremos que se silencien las balas, pero no acabando con el Estado Social de Derecho ni con el equilibrio de poderes, equilibrio entre el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial. Sin acabar con los controles que hacen que un país sea verdaderamente democrático.
Soñamos y haremos realidad una Colombia en paz, con igualdad de oportunidades para todos los que habitan este terruño.
Con descentralización auténtica para que las regiones en cada departamento tengan todos los derechos garantizados, educación de calidad que permita crear empresas, según la vocación del territorio.
Y que estas empresas hagan que los habitantes de cada región puedan trabajar en su región, darles valor agregado a sus productos y poder comercializarlos a precios competitivos dentro y fuera del país.
Para esto se necesita que haya los medios de transporte adecuados y baratos.
Que haya, repito, una verdadera descentralización.
De haber ganado el sí, Colombia será la dictadura comunista que por 56 años han soñado los hermanos Castro. Dictadura parecida a la venezolana, pero peor, porque, por su ubicación geoestratégica, Colombia es la “joya de la corona”.
Por sus dos mares y Venezuela sale todo el narcotráfico que producen los narcoterroristas, y entran armas y todo lo que necesitan para su accionar criminal.
¿Es esto paz? ¿Es esta la paz que queremos? No. Por esto y mucho más mi voto ha sido NO en el plebiscito cuya pregunta indujo y sedujo a muchos votantes al Sí.
¿Por qué los indujo y sedujo? Porque preguntó: ¿Apoya usted el Acuerdo Final para terminar el conflicto y construir una paz estable y duradera?
Esta pregunta no cumplió el mandato de la Corte Constitucional al usar la palabra paz. Esa es la trampa. La Corte pidió que se interrogara al votante si apoyaba o no, el Acuerdo firmado en La Habana entre el Gobierno colombiano y las Farc.
Pero el presidente Santos dijo que él puede hacer lo que le venga en gana. ¡Ojo con esta respuesta!
Él no puede hacer lo que le venga en gana. Por encima de él están las Cortes, las leyes y la Constitución.
Entonces, pensemos en lo que vendrá, si ha ganado el Sí, con un presidente que se cree por encima de la Carta del 91, las leyes y las Cortes. ¿No es esto un rasgo inequívoco de un dictador?
Quienes votamos NO, tenemos una inmensa tarea por delante: las elecciones de 2018. Desde ya hay que buscar el perfil del gobernante que Colombia necesita para salir del caos y crecer como un país digno.
Debe ser alguien que sea un estadista. Que domine los temas fundamentales que requiere el difícil momento por el que pasamos. Que sepa reorientar el proceso con todos los violentos.
Alguien a quien le quepan el país y el mundo en la cabeza.
Alguien nuevo, fresco y novedoso en sus propuestas.
Alguien que tenga la humildad suficiente para reconocer que es imposible que domine todos los temas, pero que se rodee de los mejores en cada tema para gobernar bien.
Alguien que no genere resistencias, que sea respetado y reconocido por lo que es y lo que hace.
Alguien que tenga talante presidencial y anuncie su verdad de un modo sereno, sin descalificar a los demás.
Alguien que sea muy inteligente y preparado, Que pueda mostrar su brillante Hoja de Vida.
Pero más que tener un alto cociente intelectual necesita tener un altísimo grado de inteligencia emocional.
La inteligencia emocional es cualidad esencial en un líder. Y el próximo presidente ha de ser un líder que sepa trabajar en equipo.
Un líder que esté convencido de que un grupo es más inteligente que una persona. Porque cuatro ojos ven más y mejor que dos; ocho ojos ven más y mejor que cuatro y así, exponencialmente.
Un líder no tiene un ego inflado sino la inteligencia para saber ubicar a cada uno de su equipo allí donde pueda desarrollar mejor sus talentos.
Un líder deja que se destaquen su equipo y las personas que lo conforman. No es envidioso del saber y el bien ajeno.
¿Por qué? Porque sabe que el talento de cada miembro del equipo hace que el equipo brille.
Un líder sabe trabajar en armonía con todos. No descalifica a nadie en público. Si algo tiene que corregir, lo hace en privado.
Un líder sabe que es muy importante un óptimo ambiente de trabajo.
Sabe también meterse en la piel del otro para saber qué siente. Es decir, es solidario.
Un líder ejerce la autoridad con el ejemplo. Sabe que no puede exigir a otros lo que él mismo no se exige. Que no puede poner a trabajar a su equipo si él mismo no da el ejemplo trabajando.
Un líder es como el capitán de un avión o barco: en momentos de turbulencia, cuando hay un naufragio, es él el último en abandonar la nave.
Un líder no ve el árbol sino el bosque y lo que hay detrás.
Un líder conoce la historia de su empresa, los valores que la rigen. Si la empresa es su país, conoce una y otros para conducir la nave a buen puerto.
Un líder tiene un alto grado de espiritualidad. Y la irradia. Sabe que es parte del Cosmos y que lo que hace o decide, con su grupo, impacta no sólo a su Patria querida sino al mundo entero, ese pequeño punto del Universo, que está interconectado por dentro y por fuera.
Un líder hace, con su equipo, escenarios de futuro. Y estos escenarios le sirven para gobernar bien, escogiendo el mejor escenario posible.
Un líder es una persona que es reconocida por lo que SABE, pero sobre todo por lo que ES. Por eso es una persona esencial.
Un líder esencial es la persona que necesita Colombia para salir del caos en que está inmersa.
No nos equivoquemos. Pensemos en quiénes reúnen estas y muchas otras cualidades y pueden gobernar bien a Colombia.
Hagámoslo por los niños de hoy y de mañana que no merecen el caos actual sino una Patria digna y con una paz verdadera, que, como dijo el Papa Francisco, requiere de una RESPONSABILIDAD INSTITUCIONAL Y RESPETO A LAS NORMAS DEL DERECHO, TANTO NACIONAL COMO INTERNACIONAL, PARA QUE SEA UNA PAZ DURADERA.
@gomezanam