Los voceros del NO han hecho propuestas puntuales y argumentadas para la construcción de un nuevo acuerdo de paz sostenible.
Hasta ahora en las reuniones de los voceros del NO con los representantes del gobierno no han desembocado en nada concreto. El decir de uno de los asistentes a esas reuniones, ha habido “mucho cuento y nulo avance”.
El gobierno creyó equivocadamente que los representantes del NO arriarían sus banderas por cuenta de las marchas motivadas y financiadas por sectores interesados en que las Farc se salgan con la suya.
La verdadera marcha democrática ya tuvo lugar; fue el 2 de octubre y cerca de 6.5 millones de colombianos que participaron en la misma lo hicieron para decirle NO a los acuerdos Santos-Timochenko.
Han intentado manipular y desvirtuar la victoria al precio que sea. En la mesa de diálogo, cada quien cumple un rol. El ministro de Defensa hace las veces del bobo bravo que pretende amedrentar con unas salidas en falso sin mayor sustento. En tres oportunidades, el presidente Uribe lo ha tenido que poner en su sitio
La canciller Holguín, como es sabido, se ha concentrado en vender la tesis de que como la oposición ganó, es a esta a la que le corresponde sacar al país del brete en el que se encuentra, evadiendo así la responsabilidad absoluta del gobierno por no tener preparado un plan B en caso de que el plebiscito se perdiera.
Santos y su gente daban por descontada la victoria y se limitaron a organizar la fiesta de celebración y el paquete de iniciativas legislativas con las que implementarían el pacto de La Habana.
El negociador Humberto de La Calle, quien a fin de cuentas es el “padre de la criatura”, ha ido variando su posición con el paso de los días. Ha experimentado una suerte de duelo que empezó con la negación y ahora está entrando al doloroso terreno de la realidad. El acuerdo, la obra suprema que construyó calculadamente para que le sirviera como vehículo para llegar a la presidencia de la República en 2018, ha dejado de existir.
A los colombianos se les preguntó si “apoyaban” el acuerdo. La respuesta mayoritaria fue NO. Aquello, en ninguna parte obliga a quienes votaron negativamente a presentar un nuevo borrador o proyecto de acuerdo.
Es al gobierno al que le corresponde emprender esa tarea teniendo en cuenta todas y cada una de las exigencias fundamentales de los ciudadanos que votaron por el NO y que, para utilizar el mismo lenguaje de Juan Manuel Santos, son unas líneas rojas inamovibles y, por supuesto, infranqueables.
Esas líneas son el sustento sobre el que la oposición ha propuesto la construcción de un Gran Acuerdo Nacional que conduzca a una paz verdaderamente estable y duradera.
El gobierno está en la obligación de asimilar que el acuerdo firmado pomposamente en Cartagena no existe jurídica ni políticamente. Tampoco tiene carácter de Acuerdo Especial, tal y como lo sentenció recientemente el gobierno suizo al explicar que el simple depósito del acuerdo Santos-Timochenko no obliga a ese país a expresar “ninguna opinión respecto a su validez o a su rango jurídico, ni asume una garantía o control sobre la ejecución y el cumplimiento de dicho acuerdo”.
Contraria a la actitud del gobierno colombiano que ha tratado de todas las formas posibles minimizar los efectos de la derrota en el plebiscito, Suiza, por ejemplo, ha expresado sin ambages que la democracia colombiana habló y lo hizo rechazando lo acordado con la guerrilla de las Farc.
Con esa realidad de presente, la obligación de todos los colombianos es la de buscar la manera de construir un nuevo documento en el marco de un Gran Acuerdo Nacional, como vienen proponiéndolo con claridad los máximos representantes del NO.
Pero ese nuevo documento no puede, bajo ninguna circunstancia, pasar de largo frente a las razones por las que la mayoría rechazó apoyar el acuerdo de La Habana sometido a plebiscito.
LOS IRREVERENTES recogieron las principales propuestas que son el marco para la construcción del nuevo acuerdo, las denominadas Líneas Rojas del No.
- Líneas Rojas sobre la reforma rural integral
- Líneas Rojas sobre la justicia especial de paz
- Líneas Rojas sobre la participación en política
@IrreverentesCol