Laureano Tirado: Las urnas se respetan

El triunfo del NO en las urnas es la voluntad popular: se defenderá en todos los escenarios democráticos nacionales e internacionales, con argumentos, con firmeza.

Antes de seguir promoviendo marchas, “campamentos por la paz” y deslegitimación mediática contra los resultados electorales del NO: el presidente Santos, los integrantes de la Unidad Nacional, la izquierda, los medios de comunicación, el establecimiento económico y toda la gavilla del SÍ, deben responder esta pregunta:

¿Acatan o no el resultado de las urnas?

Es necesario y urgente conocer con prontitud y claridad esta pregunta: las cosas por su nombre y por su color. Es inaudito y peligroso para la estabilidad de la Nación que pretendan seguir jugando con eufemismos, maniqueísmos y malabarismos semánticos y jurídicos mientras el gobierno allana el camino para desconocer e incumplir el mandato de las urnas del 2 de Octubre.

Los colombianos que votamos por el NO, la mayoría (así hubiera sido por un voto), lo hicimos para rechazar el contenido del acuerdo final, lo hicimos para rechazar una política pública del presidente Santos sometida a refrendación popular.

El Plebiscito nunca buscaba la aprobación o negación del derecho-deber a la paz, elementos fundidos en la Constitución Política de 1991 y de obligatorio cumplimiento para los ciudadanos y el Presidente de la República. Ni el contenido ni el alcance del derecho a  la paz estaban sometidos al juicio de las urnas, las urnas sentenciaron “la imposibilidad jurídica para el Presidente de adelantar la implementación de ese acuerdo en específico” Sentencia C-379/16 página 331.

Si les indignó como me indignó a mí el comportamiento mitómano de Juan Carlos Vélez Uribe, no se comporten como él, no sigan afirmando sin sonrojarse cosas que no son: no votamos contra la paz, no somos aliados de la guerra, no somos ni seremos responsables de las supuestas muertes que vendrán por la derrota del SÍ o por el rompimiento de los acuerdos, no se comporten como mercenarios mediáticos.

No nos oponemos a las marchas, por el contrario, las marchas han sido el mecanismo democrático de los colombianos para rechazar el accionar criminal y terrorista de las Farc como sucedió el 6 de febrero de 2008 con la convocatoria mundial “un millón de voces contra las Farc”; de igual forma marchamos multitudinariamente el 4 de Abril de este año para rechazar el acuerdo indefinido y misterioso que adelantaban Santos y Timochenko en La Habana.

Lo que no se puede avalar, ni permitir, ni patrocinar, ni financiar, son marchas instrumentalizadas para promover el golpe de Estado contra la decisión soberana de las urnas con el argumento que el acuerdo es mandato constitucional y misión del nuevo nobel de paz.

Los estudiantes que exigen #AcuerdoYa deben saber que el acuerdo que exigen aprobar con urgencia ahora no antes de las elecciones esta sin piso jurídico y derrotado. El nuevo acuerdo que meremos todos, absolutamente todos los colombianos es la paz estable, duradera y completa, que incorpore principios y valores fundamentales de la sociedad fundados en la Constitución.

La paz que merecemos no se impone con gritos ni arengas, no se consigue con carpas ni velones en las plazas públicas, no se impone con el derroche presupuestal del gobierno ni con la arrogancia de las Farc.  La paz que merecemos es el cumplimiento de unos mínimos institucionales y legales por quienes decidieron quebrantar el ordenamiento jurídico colombiano.

Las cuatro vocerías del NO acaban de presentar las propuestas para modificar el acuerdo. Marta Lucía Ramírez, Álvaro Uribe, Andrés Pastrana y Alejandro Ordoñez, vienen argumentando, cada uno en su forma y estilo, las condiciones para construir un nuevo acuerdo que selle la paz de todos los colombianos con las Farc y el Eln.

Aquí los que siguen en la ilegalidad son los miembros de las Farc, no olviden que ellos no han sido cobijados por ningún indulto o amnistía, ni tampoco han comparecido ante ningún tribunal de justicia, aquí los únicos que podemos exigir somos los ciudadanos, que no se altere el sentido natural de las cosas por el aspaviento ideológico y espiritual que pretenden imponernos.

 

@laureanotirado