Colombia, 18 de junio de 2019 –
Hace un año fue elegido al cargo de presidente de la república de Colombia el doctor Rodrigo Londoño Echeverri, alias Timoleón Jiménez o Timochenko. El presidente Londoño se presentó como el candidato único del recién creado grupo político de las Farc, a pesar de las múltiples voces en contra de dicha candidatura.
Dentro de esas voces nos encontramos con asociaciones de víctimas de las Farc. Después de que se firmó el acuerdo de paz recibieron la desagradable noticia de que la reparación económica nunca llegó y probablemente nunca llegará, ya que, por un lado, la ex organización guerrillera no entregó la fortuna que se le calculaba multimillonaria, y por el otro, el Estado, debido a la profunda crisis presupuestal, tampoco les cumplió.
Además de la falta de reparación económica, muchas de las víctimas dicen que aún no se resignan a que el nuevo presidente de la república de Colombia tenga un prontuario judicial que incluya delitos tales como secuestro, terrorismo, homicidio, reclutamiento de menores, hurto calificado, rebelión, daño en bien ajeno, narcotráfico, sedición, conspiración, concierto para delinquir, etc. Y que además tenga condenas que sumen 448 años de prisión.
Muchas de esas voces de repudio se han ido callando paulatinamente ante el temor de las represalias. Ante esto, miles de colombianos han optado por emigrar del país. La gran oleada de exilio comenzó hace dos años en el 2017.
La cifra de exiliados aún no es clara, ya que la ola continúa, pero hasta ahora se cree que son cientos de miles de colombianos los que se han ido del país. Algunos de ellos se fueron temiendo que la llegada de las Farc al poder le abriera paso al Socialismo del Siglo XXI, que arrasó con Venezuela, y lamentablemente no se equivocaron. Otros se han ido huyéndole a la grave crisis económica en la que nos dejó el gobierno del expresidente Juan Manuel Santos, la cual se ha acrecentado a medida que entran en efecto las numerosas y onerosas concesiones hechas a las Farc. La razón que todos los exiliados evocan como las más grave es la violencia y falta de garantías que ha venido en aumento.
Desde que se firmó el acuerdo de paz, los colombianos han sido testigos de un crecimiento desmesurado de la violencia en el país y del florecimiento de un ambiente enrarecido y de incertidumbre. Dos años después de firmada la paz hemos notado que no todas las facciones de las Farc cumplieron con los acuerdos. Algunos no lo hicieron desde el principio, alegando una ruptura con la comandancia general y otros poco a poco han ido regresando a las actividades delictivas que para ellos siempre serán más lucrativas que la vida honrada.
Además, el Eln, que hace unos años estaba camino a la extinción, se ha convertido en una fuerza guerrillera que supera en todo sentido lo que fueron las Farc. Las razones para ese fenómeno son múltiples. Se cree que muchos de los ex combatientes de las Farc se sumaron a las filas del Eln y que los miembros de algunas bandas delincuenciales han hecho lo mismo a la espera de que más adelante se les dé el mismo tratamiento y las mismas concesiones que se les dieron a las Farc.
El haber declarado el narcotráfico como un delito conexo a la rebelión también generó unas consecuencias jurídicas que no se previeron. El Eln, se ha aprovechado de esta nueva realidad jurídica para alegar que su actividad como narcotraficantes no puede ser judicializada porque es un delito político conexo a la rebelión. Si hace dos años nadábamos en coca, hoy la producción es tan enorme que además de inundar el mercado internacional también ha inundado el interno. Lamentablemente la juventud colombiana se volvió el blanco preferido para los miles de jíbaros y micro traficantes que pululan en las ciudades.
Muchos empresarios también hacen parte de la ola de exiliados, agudizando la ya difícil situación económica de Colombia ya que la cifra del desempleo (debido al cierre de tantas empresas) está llegando a números jamás vistos.
Algunos de los empresarios ahora radicados en el exterior dicen que las razones para tomar la difícil decisión de cerrar sus empresas e irse fueron múltiples. Una de ellas tiene que ver con el clima de inestabilidad que comenzó con la gravosa Reforma Tributaria del año 2016, que los ahogó un mar de impuestos.
Otros empresarios salieron corriendo tan pronto presenciaron cómo muchos de sus colegas fueron enjuiciados por el Tribunal Especial de Paz, que para todos los efectos se parece mucho a un juicio de las brujas de Salem. Acusan a una persona de haber auxiliado a un grupo por fuera de la ley, y si el acusado no logra probar que es inocente, ya que la carga de la prueba esta invertida, debe asumir las consecuencias legales. La única forma de salvarse de pagar una condena es confesando el delito, lo haya cometido o no. Por eso se parecen a los juicios de las brujas: si se les acusa de brujas y confiesan que lo son, no se les ejecuta, pero quedan para toda la vida con el estigma de ser brujas, aunque no lo sean.
Este es un breve resumen del primer año de la presidencia del doctor Londoño. No podemos decir que le quedan tres años de presidencia porque ya está en camino una reforma constitucional que extendería el período presidencial a 6 años con el derecho a la reelección. Empiezan a cosecharse los frutos de la siembra de paz abonada con claudicaciones inútiles. Solo nos resta agradecerles a aquellos colombianos que de manera imprudente votaron por él SÍ.
@ANIABELLO_R