Es difícil de entender que en doscientas noventa y siete páginas del acuerdo entre el gobierno Santos y el grupo narcoterrorista de las Farc no exista una sola alusión al dinero que este grupo terrorista tiene, y que debería entregar para resarcir las victimas que dejaron durante los más de cincuenta años de vida delincuencial. Estos inmensos recursos, aunados al control territorial que tendrán, pueden generar un problema mayor al que se supone estamos acabando.
El gobierno fuera de haberles dejado intactos los recursos producto de actividades ilícitas como secuestro, narcotráfico y minería ilegal, se está comprometiendo en el acuerdo a gastar en el postconflicto cantidades astronómicas de recursos que pondrán al país en una difícil situación ante el mercado de capitales.
La democracia va a ser atacada cuando estos maleantes empiecen a tener control territorial utilizando estos recursos para ganar elecciones, y para seguir con sus actividades.
Pero no solo el acuerdo funciona con el cochino billete, todo hoy en día funciona alrededor de este. La mal llamada mermelada, los contratos, los puestos o los cupos indicativos no son más que vehículos que utiliza el gobierno para comprar adhesiones o respaldo de políticos al gobierno. El apoyo de miembros del Partido Conservador al SÍ del plebiscito seguramente será canjeado por algo de esto.
Los medios de comunicación, especialmente los escritos, son comprados por el gobierno con publicidad y con contratos para que respalden sus planes de gobierno. Terminan siendo no más que pasquines con publirreportajes, pero sobreviven a la crisis.
Al final lo que nos dice todo esto es que Pambelé tenía razón. Es mejor ser rico que pobre y esto lo capto perfectamente el gobierno Santos, que ha sabido utilizar los recursos del estado para conseguir respaldo o, como en el caso del acuerdo, con las Farc, al cerrar los ojos ante los recursos mal habidos de estos para que ellos firmaran un acuerdo sin entregar un solo peso. Los dejara millonarios y libres de toda culpa.
El amor que le tiene la humanidad al billete hace que la corrupción cada día tenga más fuerza, todos quieren ser ricos, y cada vez el tema ético es menos importante. Lo que importa es el cochino billete.
@SANTAMARIAURIBE