Definitivamente el narcotráfico nos ganó, no logramos establecer el imperio de la ley, los narcos lograron mantener su negocio.
Hoy por hoy el narcotráfico es el combustible de la violencia en Colombia, sin desconocer la existencia de múltiples factores generadores de violencia, la producción y el tráfico de cocaína son la principal fuente de financiación de los grupos armados ilegales. Colombia ha dedicado buena parte de sus recursos a combatir este flagelo, que no nos ha permitido vivir en paz ni desarrollar a plenitud el potencial de nuestra Nación. La lucha contra las drogas no ha logrado solucionar el problema, llevamos 3 décadas de persecución penal y militar, miles de muertos, millones de dólares gastados, la oportunidad perdida de consolidar un proyecto de Estado Nación, y el narcotráfico sigue creciendo.
La historia reciente de Colombia ha sido la permanente claudicación del Estado ante el Narcotráfico, unas veces por miedo y otras por la capacidad corruptora del dinero: la toma del Palacio de Justicia, La Catedral, Los Pepes, El Proceso 8.000, Los Paras y ahora el Acuerdo con las Farc. La lucha del Estado contra los carteles de la droga se interrumpe cada tanto para negociar con ellos, nos quedamos en la mitad, con las consecuencias de la guerra y con el fracaso de pactar con ellos.
Cartel de Medellín, Cartel de Cali, Cartel del Norte del Valle, Cartel de la Costa, Farc, Eln, Auc, Bacrim, Pablo Escobar, El Mejicano, Lehder, Los Ochoa, Los Rodríguez Orejuela, Los Castaño, Mancuso, Don Berna, Marulanda, Timochenko, Iván Márquez, Megateo, Pablito, Cuchillo, Don Mario, Los Comba y miles y miles más han sido los principales protagonistas de esta historia, los grandes capos del narcotráfico. Cada vez que matamos o capturamos a uno aparecen dos, se fumiga una hectárea y se siembran tres, se incauta una tonelada y coronan diez.
Definitivamente el narcotráfico nos ganó, no logramos establecer el imperio de la ley, los narcos lograron mantener su negocio y quedarse con la política, con el Estado. El Acuerdo entre Santos y las Farc, no es la paz, es la negociación más estructural, elevada a nivel constitucional entre el Estado y el principal cartel de cocaína del mundo. Estamos tirando a la basura los 11 mil millones de dólares del plan Colombia, los avances de la Seguridad Democrática, el sacrificio de miles de colombianos y la descomposición de nuestras instituciones. Con el reciente Acuerdo no estamos resolviendo nada, se está repitiendo la misma historia.
Estamos en el peor de los dos mundos, debemos tomar una decisión. O combatimos el narcotráfico con toda contundencia y asumimos los costos que eso implica, por dolorosos que sean, o replanteamos la política antidrogas. No podemos hacer unos esfuerzos gigantescos para combatirlos y después terminar transando con ellos, tenemos que romper este círculo vicioso que no nos permite avanzar.
@SHOYOS