Como los asaltantes de camino: ¿la vida o la mercancía? Amenazas e intimidaciones, último recurso para presionar el voto por el SÍ.
La estrategia final de campaña de los promotores del SÍ fue acudir al miedo, a la intimidación y amenaza. Sergio Jaramillo -negociador del gobierno en La Habana-, en entrevista para el periódico El Espectador, afirmó que “Plebiscito: literalmente una decisión de vida o muerte”.
Indignante leer esta afirmación, como indignante la diatriba de Héctor Riveros en el portal la silla vacía, donde presiona a votar por el SÍ, preguntando a sus lectores: ¿la vida o la institucionalidad?
Para resumir: las Farc nos perdonan la vida si votamos SÍ en el plebiscito de lo contrario el ángel de la muerte arrasará todo el territorio colombiano. Jaramillo y Riveros en nombre de la paz, le proponen a la sociedad sin sonrojarse y con cinismo de campeones, entregar la institucionalidad, entregar la Justicia, entregar la propiedad privada en zonas rurales, entregar la constitución y entregar la dignidad de la Patria a cambio de la vida: tremenda amenaza.
El maniqueísmo ha sido la constante en la historia de Colombia. Para abolir la Constitución de 1886 los promotores de la séptima papeleta argumentaban que una nueva constitución traería paz a Colombia, generando unanimismo entorno a la necesidad de convocar la asamblea nacional constituyente donde tuvieron participación el M-19, Epl y otros grupos guerrilleros desmovilizados en el gobierno de Virgilio Barco.
La Constitución del 91 no trajo la paz, ni solucionó los problemas sociales de Colombia, por el contrario, termino financiada por dineros del narcotráfico para beneficiar a narcotraficantes y guerrilleros con la prohibición de la extradición para ciudadanos colombianos.
Convocar el plebiscito fue una equivocación, agudizo la polarización y no será el hacedor de la paz. Si estaban pensando de verdad en la participación activa y democrática de los ciudadanos debieron convocar un referéndum temático como mecanismo refrendatorìo de los seis capítulos estructurales del acuerdo de La Habana. Este mecanismo hubiera concentrado el debate político en los contenidos del acuerdo y no en este innecesario y mentiroso debate del plebiscito.
Decir que esta campaña electoral del plebiscito fue democrática es cegar la razón y el entendimiento. No existieron garantías. El gobierno de Santos se apodero de todos los poderes institucionales incluidas las autoridades electorales como el Consejo Nacional Electoral y la Registraduria para abusar del poder estatal, legal y presupuestal en la promoción del voto por el SÍ en todos los escenarios sin el menor control.
Grave lo que está sucediendo en Colombia y más grave si se llega a avalar en las urnas la claudicación del Estado ante la criminalidad. Aquí lo que está en juego es la dignidad y moral de la sociedad. Me niego a creer que los millones de colombianos honorables estén prestos a entregar la institucionalidad y la Constitución para otorgarle impunidad total a un grupo de colombianos, 10 mil, 15 mil, pueden ser 20 mil, que decidieron el camino de la ilegalidad como razón de vida.
Los miembros de las Farc merecen una oportunidad de reinserción a la legalidad, con garantías jurídicas, económicas y sociales de acuerdo al ordenamiento jurídico nacional e internacional, no la claudicación del Estado como están prestos a avalar. Insistimos hasta el final, la paz no se consigue enterrando la justicia, la paz se obtiene cumpliendo la justicia, eso es lo que desean miles de colombianos, ese es el camino.
Todos a votar, todos a defender la institucionalidad y la vida con el NO.
@laureanotirado