Gabriel Rodríguez: Déjà vu marxista

Que las Farc deje de matar es loable. Aunque nunca antes el chantaje y la violencia produjeron tantos réditos, para otorgarles no solo impunidad si no la entrega a  mediano plazo, del poder para implementar su ideología marxista. Porque la Farc no ha dejado de pregonar que ese es el propósito último de sus más de 50 años de lucha.

Cuando Fidel se tomó La Habana ese 1 de Enero de 1959, para tumbar el cruel régimen cubano de Fulgencio Batista, todos en Cuba estuvieron felices. Y se unieron a tanta dicha, todos los partidos políticos de la época, el empresariado cubano, el pueblo entero, el presidente de EEUU, los empresarios gringos, que estaban hastiados con la corrupción del régimen de Batista, y hasta la CIA, quien había apoyado económicamente a los guerrilleros de la Sierra Maestra.

Cuando Fidel se posesiona empieza a cambiar sospechosamente su discurso y el gobierno de EEUU empieza a preocupase. Tanto que cuando se le pregunta en una entrevista el 19 de Abril de 1959, acerca de sus raras proclamas izquierdistas, Fidel responde al entrevistador, “I am not comunist” (“Yo no soy comunista”). Y miren dónde acabo el asunto.

Es realmente vergonzoso lo que sucede en Cuba. Y se podría resumir en una cruel caricatura que se hace sobre el régimen de Castro, donde una hija prostituta, en una típica familia cubana es la que mantiene a toda la familia, donde los hermanos son médicos, químicos e ingenieros nucleares, pero todos sin empleos.

Igual paso con la llegada de Hugo Chávez en Venezuela. En una entrevista en 1998, hecha por el periodista Jorge Ramos, conocida como “las tres mentiras de Chávez”,  el recién nombrado presidente niega rotundamente que no se instalara en el poder y que acabado su periodo entregaría democráticamente la presidencia. Entrevista donde se compromete a no nacionalizar el aparato productivo venezolano, ni acabar con su empresariado. Antes por el contrario promete que incentivara la inversión privada. Como también que tampoco atentaría contra la propiedad privada y el estado. En ella también niega la no intervención de los medios de comunicación. Lo que sucedió fue todo lo contario. Hoy miramos con desconsuelo y arrepentimiento lo que acontece en Venezuela.

Pues Colombia parece encaminarse por la misma ruta. Es muy posible que la Farc acceda muy pronto al poder, dado la facilidad que le otorga el Acuerdo de La Habana,(hecho nunca antes ofrecido a ningún partido), la posibilidad de tener 26 escaños en el congreso. Nunca antes partido político nuevo, y menos salido de la insurgencia, llegaría tan expeditamente al poder. Circunstancia la cual no  tendría ningún inconveniente, si no es por su posición radical de implementar una doctrina marxista.

No advertimos, no lograrnos dilucidar los colombianos que lo que viene es un déjà vu de lo que sucede en Cuba y Venezuela.

 

@rodrigueztorice