El discurso de Gabriel Silva de mandar al diablo a las calificadoras es exactamente el mismo discurso de Gustavo Petro.
El lunes pasado por la mañana venia llegando de pedalear los 32 kilómetros que rutinariamente hago para poder mantener la sanidad mental, cuando recibí la llamada de un inversionista muy importante de Londres, personaje que maneja aproximadamente USD $2,000 millones en inversiones en el mundo emergente. Conozco a este personaje desde el 2003, cuando compartimos ciudad por un par de años (en Nueva York). Hablamos sobre Brasil, Argentina y Colombia. Después de terminar la conversación sobre la cuenta corriente de Colombia, este inversionista me preguntó de la nada: “¿Alberto, who the hell is this guy Gabriel Silva?”
Resulta que este inversionista leyó la columna del exministro Silva en el periódico El Tiempo el lunes pasado. Para el lector que quizás ya en este momento no tiene idea de que estoy hablando, resulta que el exministro Silva escribió la semana pasada en su columna semanal de El Tiempo, palabras más palabras menos, que Colombia debería mandar al diablo a las calificadoras de riesgo y más bien dedicarse a imprimir dinero a diestra y siniestra para poder darle espacio al gobierno de Colombia de “cumplir con el deber histórico de invertir lo que sea necesario en la consecución de la paz”. Ah, el exministro terminó su columna “recordándole” al lector que Japón también imprime mucho dinero y que allá no pasa nada (porque, me imagino, Tokio y Bogotá son la misma cosa)…
Si el autor de esa columna hubiera sido Nicolas Maduro, pues no me hubiera tomado la molestia de escribir esta columna, porque explicarle algo a Maduro es imposible. El verdadero problema que encuentro con esta comedia es que especulo que el ex ministro Silva fue sincero en su despachada contra la lógica económica. Y eso es gravísimo, porque entonces me toca inferir que mucha gente de la clase dirigente de Colombia seguramente está hoy en día pensando parecido a Silva.
El discurso de Gabriel Silva de mandar al diablo a las calificadoras es exactamente el mismo discurso de Gustavo Petro, de Nicolas Maduro, o del exministro de Economía de Argentina Axel Kiciloff, personaje que se autodenomina como “nuevo marxista”. Por si acaso no lo saben, ese discurso destruyó a Argentina. Ese discurso relegó a ese hermoso país al ostracismo mundial y a los “pasillos de la burla” dentro de la comunidad económica internacional. Para que les quede claro, si algún futuro Ministro de Hacienda de Colombia llega a Davos a repetir las barbaridades que dijo el exministro Silva, nuestro país quedará relegado al grupo de los países “payasos” del mundo.
En Wall Street los analistas y los inversionistas no tienen paciencia con esos países que llegan a vender sus modelos económicos “endógenos”, o “criollos” como le gusta decir a la izquierda de Latam. No olvido el discurso de Dilma Rousseff en el Hotel Plaza de Nueva York a eso del 2011 cuando esta señora llegó a darnos catedra a los economistas sobre como su “modelo” de represión financiera y proteccionismo era el adecuado. Hoy Dilma está en la mala, pero solo después de haber destruido su país. Dios quiera que el futuro no nos traiga un Ministro de Hacienda de un eventual gobierno de la “coalición por la paz” como Gabriel Silva. O bueno, quizás lo que pasa es que en Anapoima hoy en día piensan que tener baja inflación e inversión extranjera es un problema. Cosas aún más raras se han visto últimamente en nuestra nueva Colombia de la “doctrina Armitage”, donde ahora lo de moda es pedirles perdón a los criminales de las FARC por “haberlos llevado a matarnos”.
@AlbertoBernalLe