Del 1 al 7 de agosto se celebra, en más de 170 países, la Semana Mundial de la Lactancia Materna. Son días destinados a fomentar esta práctica amorosa y saludable, que contribuye a mejorar la salud tanto de los bebés como de las mamás de todo el mundo.
Pero, ¿por qué se promueve la lactancia materna exclusiva, desde el nacimiento hasta los 4 o 6 meses de edad del bebé? Son muchas las razones. En primera instancia es indudable que la leche materna es el mejor y más completo alimento. Además, la lactancia materna salva vidas, tanto de las madres como de los pequeños. Esto se debe a que disminuye el riesgo de muerte por cáncer de seno y de ovario en las mamás; y por otro lado es clave en el desarrollo físico, psicológico, emocional, sensorial y cognitivo de los niños. En otras palabras, mejor no puede ser.
En efecto, la Unicef asegura que con lactancia materna se salvarían más de 800.000 vidas, cada año, en el mundo. Lo triste es que solo el 43% de los bebés, menores de seis meses, son amamantados de manera exclusiva. Y eso es muy grave para su salud y su desarrollo.
Es por eso que los países deberían fomentar la “cultura de la lactancia materna”. Esto implica aumentar la confianza de las mujeres en su capacidad de amamantar, eliminar los obstáculos del sistema de salud y del lugar de trabajo para dicha práctica y adoptar las medidas necesarias para que las mujeres cuenten con una alimentación óptima.
Pese a que se reconocen en el mundo las bondades de amamantar, son realmente escasos los países que han adoptado legislaciones amigables para favorecer la lactancia materna. Cuando digo “legislaciones amigables”, me refiero a que, por ejemplo, las madres cuenten con el tiempo suficiente para compartir y alimentar a sus hijos, especialmente en sus primeros meses de vida, que son los más importantes para su desarrollo físico y cognitivo. También me refiero a que las empresas – privadas y públicas – , las entidades del Estado y, en general, todos los empleadores provean espacios adecuados para desarrollar esta labor. Pese a lo anterior, en países como el nuestro, por lo general, las madres no contamos ni con lo uno ni con lo otro.
Y es una lástima, por nosotras, por nuestros niños(as) y ante todo por la sociedad misma. La lactancia natural es el mejor modo de proporcionar al recién nacido los nutrientes que necesita. De ahí que la OMS la recomiende como modo exclusivo de alimentación durante los 6 primeros meses de vida; luego recomienda seguir con la lactancia materna hasta los 2 años, como mínimo, complementada con otros alimentos. Pareciera que sigue siendo muy difícil de entender que el cuidado y el tiempo que invirtamos en nuestros niños(as) se revierte en términos de ahorro para la sociedad y para el sistema de salud: un niño bien cuidado, bien alimentado, tiene un mejor desarrollo y estará menos expuesto a enfermedades; es decir, es un niño(a) sano(a). Por su parte, las madres que lactan a sus hijos crean vínculos afectivos más fuertes y también reportan beneficios en su salud.
Es por lo anterior, que quiero aprovechar esta semana para celebrar el derecho a la vida, el derecho a la salud, el derecho a cuidar y alimentar a nuestros pequeños. Es así como reitero la que ha sido quizás una de mis principales luchas en el Congreso de la República: crear conciencia de la importancia del cuidado y atención de nuestros recién nacidos, sobre todo, en sus primeros seis meses de vida.
El proyecto que he liderado y que busca aumentar la licencia de maternidad va de la mano con el propósito de fortalecer la lactancia materna, pues busca que las madres cuenten con más tiempo para cuidar y alimentar a sus hijos. Esta, justamente, es una semana crucial para la iniciativa, pues ya fue aprobada por la Cámara de Representantes y ahora le corresponde al Senado de la República – primero en la Comisión Séptima y luego en la Plenaria -. Es un momento decisivo. Todo indica que, con algunos ajustes, el proyecto va a tener ponencia positiva; es decir, hay un convencimiento de la necesidad de ampliar el número de semanas de licencia y así el proyecto seguirá avanzando hasta convertirse en ley. Aunque la tarea no ha sido fácil, espero que así sea y favorezcamos a nuestros niños(as), a nuestras familias y a la sociedad, y de paso contribuyamos a incentivar la lactancia materna.
@Tatacabello