Ya la situación no solo fastidia sino que cansa. Todos los días la preocupante polarización que hay entre los colombianos, los que defienden a Santos y sus políticas, que cada día son menos, y los que están en contra de no solo del acuerdo de paz sino de todas las políticas de su gobierno, en una proporción según última encuesta de 17% a 74% respectivamente.
Todos los días en los medios de comunicación, los que están cooptados, que son la gran mayoría, y los que no están. En la redes sociales en internet: Twitter, Facebook, en los grupos de Whatsapp. Todos los días la misma información, la misma eterna discusión inmutable. Que Santos les concedió todo lo que la Farc quiso. Que los cultivos de coca, combustible del delito, han aumentado en un 100%. Que se cambio la constitución del 91 para complacer a un puñado de bandidos. Que el enorme déficit, porque el presidente Santos se ha gastado buena porción de los recursos públicos en la compra de no solo personas (en Colombia todos tienen un precio porque los políticos como decía Vargas Vila, piensan mas con el estomago que con el corazón) sino que se corrompió las que otrora fueron prestantes instituciones del orden estatal.
Todos los días lo mismo de siempre. Y el tiempo pasa y se incrementan hasta la vergüenza los desatinos del gobierno. Pareciera que no hay instrumentos jurídicos y democráticos para parar no solo los acuerdos de La Habana, sino la política social y económica del gobierno Santos. No porque los colombianos como lo demuestran las encuesta estén en contra de la paz, sino que están en contra de como se ha acordado. Pareciera que el presidente sintiera desprecio por el pueblo colombiano. Él, de alguna manera volteará la espalda y con la indolencia que le caracteriza, se irá a vivir a otro país, y nos dejara sumidos en el gran problema de unos insurgentes (bien entrenados), que no entregaran las armas, tratando de implantar, amparados en un pésimo Acuerdo de Paz, el Neocomunisno o Socialismo del Siglo XXI. Ya lo dijo Iván Márquez alguna vez; “Nuestro objetivo final es la implementación del marxismo”.
”Colombia es un país penúltimo de moda”, decía Alfonso López Pumarejo. Todos los países de América Latina saliendo de la izquierda y Colombia apenas entrando. Ya es hora de pasar de la retórica y la crítica, a la acción eficaz, saliendo todos, los inconformes, a defender en las urnas, la patria que ha sido y es cuna de la libertad de Latinoamérica. Si a las Farc no pudimos derrotarlas por vía de las armas porque Venezuela los protegía, derrotémoslos por las vía de las urnas.
Bien anotaba el general Santander, en uno de los momentos más difíciles de la incipiente republica que nacía: “Colombianos, vuestro honor, y vuestra felicidad, reclaman inmediatamente vuestra más eficaz cooperación”. Yo lo hare al votar el plebiscito por un contundente NO.
@rodrigueztorice