Cárcel o Exilio, parece que adonde vayamos los Uribistas, allá nos seguirán, hasta acabarnos, sin duda es la consigna.
Gracias a Plinio Apuleyo Mendoza por haber tenido el valor de escribir el libro Cárcel o Exilio, sobre las injusticias de la justicia. En éste país, donde la persecución judicial está a la orden del día para los funcionarios, familiares y amigos del expresidente Álvaro Uribe Vélez, se necesita coraje para escribir un libro como este, que desnuda la realidad de los procesos de algunos casos emblemáticos de Uribistas en Colombia.
Plinio, hace énfasis en algo muy triste y es el olvido. El olvido a que han sido sometidos compañeros de gobierno hoy investigados y/o condenados. Olvidados por esta sociedad, que solo escucha a los medios y no se toma el tiempo de averiguar por la realidad, por sus compañeros de gobierno, tanto los que hoy tienen poder como los que están en otras actividades, por su partido político. Tenemos que ser capaces como ciudadanos, como partido de pararnos firmes y no aceptar la injusticia. Ser capaces de hacer lo que ha hecho Venezuela con sus presos políticos. Nuestros esfuerzos no pueden quedar diluidos en la falta de recursos o en ese día a día político que no nos permite fijar prioridades adecuadamente. Tenemos además la obligación de acompañar al expresidente Álvaro Uribe Vélez en cada denuncia sobre todos los excesos.
Se han hecho esfuerzos importantes ante organismos internacionales para demostrar las fallas de los procesos, la falta de garantías judiciales, la falta de una segunda instancia, la clara persecución judicial por una justicia politizada y estamos seguros esto dará los frutos de la justicia, aunque sabemos que toma tiempo. Un tiempo en el cual los atropellos se suceden uno tras otro.
Tenemos que lograr que colombianos al menos miren sus sentencias. Que sin prevenciones políticas escuchen y analicen cada caso para que puedan formarse una propia opinión. Nunca hemos pedido impunidad, pedimos lo que nos merecemos como cualquier persona, debido proceso y garantías judiciales.
Cuando los medios hablan con tanta propiedad, sin conocer los casos, sin ver los procesos, cuando la justicia se da el gusto de negar el derecho universal a la segunda instancia, tenemos que exigir con la fuerza suficiente para parar esta justicia injusta.
Muchas veces siento que aramos en el desierto, mientras nuestros compañeros y sus familias se consumen en cárceles o en el exilio. ¿Es que no vamos a ser capaces de defender la verdad? Me duele decirlo porque he sido parte de quienes queremos hacer algo, de quienes estamos en la batalla de mostrar que son inocentes. Sé que mis compañeros merecen una lucha más persistente, sin pausa, sin claudicación. Lo que hemos hecho hasta ahora no alcanza.
La situación de Andrés Felipe Arias, de verdad me tiene muy conmovida y desconcertada. Ver cómo van sucediendo los hechos contra él, como lo llevan esposado de manos y pies y con uniforme de preso, por una condena injusta de la justicia colombiana. Una persona que no se ha robado un peso, que no ha matado a nadie y es considerado por una parte de la sociedad como un indeseable, mientras esos mismos alaban un acuerdo donde los delitos atroces, los muertos, masacres y el narcotráfico simplemente eran una excusa para lograr una mejor sociedad. ¿Donde se ha visto semejante desequilibrio? ¿Qué indignación y al final, que es bueno, que es lo bien hecho y que es malo y lo mal hecho? Reina la confusión. 17 años de cárcel para Andrés Arias y ni un solo día para terroristas y condenas irrisorias para quienes se han robado el patrimonio público. Ni que decir de la Farc política que no existe para nuestra justicia y a los casos probados le resultan pruebas ilegales, cadenas de custodia rotas, etc.
Las decisiones de nuestro gobierno, cortes y fiscalía no pueden llevar a la justicia a tener color político, porque nos llevan a ver estos trastornos de la sociedad como normales. Estoy segura el mundo revisará la situación en Colombia. No podemos pasar esta página como si lo lógico fuera, la persecución judicial con cárcel y las condenas absurdas a opositores y el premio a los que piensan como él gobierno de turno.
Hago un llamado a los colombianos para que lean este libro si no tienen tiempo para entrar más detalladamente en los procesos. Seguro no se arrepentirán y podrán corregir apreciaciones equivocadas sobre personas, que por nada distinto a persecución política, están siendo juzgados como criminales.
Al Centro Democrático, para que ponga el tema de la justicia como número uno en su agenda. Sin justicia a ningún lado llegaremos, mientras ellos, nuestros compañeros, siguen en el abandono de sus celdas.
PD: Admiro profundamente el valor y la fuerza de mis compañeros detenidos. Definitivamente el ser inocente les da paz en sus almas.