UN BÁLSAMO DESDE CRACOVIA Por Francisco J. Tamayo

En medio del circo político que nos hemos acostumbrado a presenciar a nivel mundial, inflado con flashes y titulares amañados, todavía quedan hechos noticiosos que abren un espacio para abrazar el futuro con ilusión. Entre el 27 y el 31 de julio, cerca de dos millones de jóvenes se unen al Papa Francisco en la trigésima primera Jornada Mundial de la Juventud, que se celebra en Cracovia.

Este magno evento se desarrolla en el marco del Año de la Misericordia, y llega como un bálsamo. Es una invitación para pensar en lo que nos está sucediendo como sociedad global, pues a pesar de los avances de la medicina, la exuberancia científico-tecnológica y el confort que engalana la vida cotidiana, estamos presenciando eventos de terror cuya crueldad espanta, masacres y persecuciones religiosas inusitadas, retorcidas imposiciones ideológicas que atentan contra la naturaleza humana y crímenes que insultan la lógica más elemental; vale decir, circunstancias que reflejan la involución de nuestra especie en las últimas décadas.

En el lugar donde se vivieron los peores horrores de la Segunda Guerra Mundial, tenemos la oportunidad, a través de quienes hoy florecen a la vida, de darnos unos momentos para orar y redefinir el camino. En la tierra de san Estanislao, santa Faustina Kowalska y  san Juan Pablo II habrá un espacio para hacer silencio, cerrar los ojos y pensar que esta vida es la mejor oportunidad para buscar a Dios, así nos encontremos muchas veces ante lobos -y otro tipo de lacras- que quieren acabar con todo.

Sin duda, esto implica recuperar el arrojo personal, la valentía, la firmeza para enfrentar con determinación lo que algunos  gobernantes -esbirros de un poder invisible pero efectivo, que sacude la realidad de la gente-, nos quieren vender como bueno, conveniente o correcto, cuando no es otra cosa que la sutil intervención del mal en su más refinada versión.

Estos cinco días de reflexión que vivirán los jóvenes en Polonia, también pueden acogerse como excusa para rescatar el sentido de la prudencia como arista fundamental de la virtud. De mucho provecho será reconocer que debemos vivir con previsión, contemplando las consecuencias de nuestros actos, abriendo la puerta a la  responsabilidad, que es manifestación de decoro y decencia. ¡Cuánta falta hacen líderes prudentes en el mundo!

Y no dejemos atrás eso que los antiguos llamaban templanza, esa capacidad de hacer las cosas con moderación, algo bastante escaso en las actuales élites. Los clásicos  griegos decían que el alma humana debía ser armónica, y podía compararse con los instrumentos de cuerdas que amaban. Recordaban que esa armonía sólo era posible si el alma se encontraba bien templada, pues de esta manera era capaz de asumir las circunstancias de la vida como si se tratara de una lira, cuya melodía deleitaba los oídos de quienes tenían el placer de escucharla. ¡Qué lejos estamos de esta sabiduría!

Y enseñaron algo más: valentía, prudencia y templanza necesitaban entenderse como un todo, que era coronado con un ajuste preciso. De este modo, se consolidaban como entrañables formas del areté, que era como se conocía la virtud en Atenas.

2500 años después, Cracovia ofrece algo más para revivir esa virtud que existe en el corazón de los hombres desde siempre; la misma que Jesús transformó con Su Amor, llevándola a un umbral de Redención que podemos alcanzar si, haciendo uso de nuestro libre albedrío y ofreciendo como testimonio cada uno de nuestros actos, escogemos el camino del bien como ruta a seguir. El mensaje es claro: aunque estemos atravesando un trecho muy oscuro de la historia, no se ha perdido la esperanza.

Esa visión optimista que nos regala la Fe, es la que debe impulsarnos a seguir adelante, enfrentar con decisión los obstáculos y superar las pruebas. No hay otra alternativa. Desde Polonia, recibiremos esta semana un bálsamo cuya fragancia nos dará fuerzas y llenará el alma de motivos para continuar dando esta hermosa batalla en defensa de la Libertad, la vida y los valores que han hecho grande a Occidente.

Con todo respeto: ¿Hasta cuándo veremos morir niños menores de 5 años por desnutrición en Colombia? ¿Queremos seguir siendo vistos como un país de tercera que es reconocido por las drogas, la falsa elocuencia de sus gobernantes, la corrupción y el mejor café del mundo?

“Con el cuero que recibí debo hacer las mejores sandalias.” (Cura Sui: cuida de ti mismo).

 

@tamayocollins