Con ocasión del plebiscito, los colombianos le vamos a hacer pistola a Sántrich y demás terroristas de las Farc.
La primera imagen que los colombianos vieron de alias “Jesús Sántrich” fue en la lamentable fotografía en la que Piedad Córdoba recibía de manos de las Farc un ramo de rosas rojas. En esa época, Sántrich, Iván Márquez, Rodrigo Granda y Timochenko vivían plácidamente en Venezuela, con la debida protección de Hugo Chávez.
De hecho, el campamento principal de Iván Márquez y Sántrich estaba ubicado en una de las haciendas del ministro chavista, Ramón Rodríguez Chacín en el estado de Barinas. Desde allí, los jefes terroristas coordinaban toda la logística para el tráfico de cocaína con el denominado “cartel de los soles”, integrado por miembros de las fuerzas militares chavistas.
Sántrich, cuyo nombre real es Seusis Pausivas Hernández, ha jugado un papel fundamental en las negociaciones de La Habana. Desde el primer momento hace parte del equipo negociador de la banda terrorista. Sus posiciones radicales se han impuesto y es el responsable de que la guerrilla se niegue a reconocer la comisión de delitos de lesa humanidad, como el reclutamiento de menores y el desplazamiento forzado de campesinos.
Vinculado al partido comunista desde que tenía 19 años, Sántrich es uno de los más antiguos integrantes del denominado Estado Mayor de las Farc. Fue, durante mucho tiempo el hombre de confianza del genocida de esa guerrilla, alias “Mono Jojoy”.
Su estilo desafiante ante el dolor de las víctimas, es reflejo de las nulas intenciones que tienen las Farc de reparar a sus víctimas. El país aún recuerda que el día que se instaló la mesa de negociaciones en Oslo, un periodista les preguntó a Sántrich y a Iván Márquez si iban a reconocer los crímenes que las Farc han cometido contra la población. Sántrich, de manera burlona respondió cantando “quizás, quizás, quizás…”.
Piedad Córdoba con Márquez y Sántrich en Venezuela
Arremetida contra Uribe
Desde que Santos convirtió a los terroristas de las Farc en actores políticos, esos criminales no han desperdiciado ningún espacio para ofender al pueblo colombiano. Pasaron, en un santiamén, de ser perseguidos por la Fuerza Pública a activistas en las redes sociales. Desde allí, posan de “moralistas” y dirigentes de la política, intervenciones que ofenden y exacerban el sentimiento de repudio que despiertan en la comunidad.
La semana pasada, Sántrich publicó en su cuenta de twitter una serie de infamias contra el expresidente Uribe. Él, que es responsable de las peores masacres, que inundó a los Estados Unidos y a Europa de cocaína, se ha dedicado a acusar a Álvaro Uribe de “paramilitar” y “narcotraficante”.
Uribe le salió al paso a los señalamientos temerarios a través de un comunicado en el que dijo “que el señor que habló en nombre de las Farc me diga paramilitar, narco, pues siempre me lo ha dicho la Farc. Y qué me va a extrañar si también me lo dice Maduro, el presidente Santos, el expresidente Gaviria. Ahora, todos los días entiendo más porqué nos invitan a dialogar el gobierno y las Farc, cuando nunca han aceptado nuestros puntos de vista, si quiera discutirlos…Y todo esto demuestra que esa destrucción de la justicia que quieren hacer con la implantación con el tribunal de las Farc, tiene solamente un propósito: consolidar la impunidad al terrorismo y llevar a la cárcel a quienes les hemos estorbado a las Farc. Empresarios, políticos, civiles, militares y a personas como este que les habla”.
El tono desafiante de Sántrich, cuyo destino natural debe ser una celda en la que purgue por todos los crímenes que ha cometido, indigna a los colombianos y alienta la solidaridad de todos con el expresidente Uribe. Ellos, las Farc, se sienten victoriosas y la mejor manera de demostrarles el desprecio que despiertan en el pueblo colombiano es rechazando, ya sea a través de la abstención o del voto por el NO, el plebiscito tramposo que será sometido a consideración del pueblo en los próximos meses. La consigna es hacerles pistola a todos los terroristas, empezando por Jesús Sántrich.
@IrreverentesCol