La gobernadora Dilian Francisca Toro se ha aliado con los sectores más corruptos de la clase política del Valle del Cauca.
Siempre se ha asegurado que no hay crimen perfecto, ni criminal que quede impune por siempre. Esa regla parece haberse roto con la gobernadora del Valle, la polémica Dilian Francisca Toro quien ha salido invicta de todos los cuestionamientos que se le han hecho.
Por orden de la Corte Suprema de Justicia, fue detenida en septiembre de 2012, en el marco de una investigación que se le adelanta por el delito de lavado de activos. En el Valle, pocos se explican porqué el patrimonio de ella y su esposo, Julio César Caicedo de quien se dice tuvo vínculos con el peligroso narcotraficante Juan Carlos Ramírez Abadía, alias “Chupeta”, ha crecido de manera exponencial desde que empezaron a hacer política.
En el Valle del Cauca, la política ha estado contaminada por el dinero nauseabundo del narcotráfico y la corrupción. Dilian Francisca, por ejemplo, ha sido la “dueña” de la salud desde hace décadas. Así mismo, antes de llegar a la gobernación, mantuvo el control de la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca, CVC, entidad que ha sido saqueada en innumerables ocasiones por las malas administraciones que se ha concentrado en convertirla en un fortín para la politiquería.
La flamante gobernadora ha hecho alianzas con los sectores más corruptos del Valle. Dio sus primeros pasos en la política de la mano del excontralor Francisco “Quico” Becerra, quien resultara condenado en el marco del proceso 8000, escándalo que puso de manifiesto el maridaje entre la clase gobernante de Colombia y el denominado Cartel de Cali.
Con la caída en desgracia de Becerra, Dilian Francisca se unió a Carlos Herney Abadía, quien como ella es oriundo del municipio de Guacarí. Abadía, como es natural, también fue condenado luego de ser hallado culpable por dirigir una red de corrupción que se dedicaba a comprar dirigentes políticos del Valle con dinero de los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela. En los 42 municipios de aquel departamento, a Abadía le decían “el hombre del maletín”, pues se paseaba alegre y libremente repartiendo fajos de dinero en efectivo a diestra y siniestra.
Fiel a su tradición de sellar alianzas con criminales, cuando Abadía fue neutralizado por la justicia, la hoy gobernadora Toro tendió puentes con el político bonaverense, Juan Carlos Martínez Sinisterra, quien de la noche a la mañana pasó de ser un simple cotero del puerto de Buenaventura a ser uno de los hombres más ricos y poderosos del Valle. Claro, aquello no fue fruto de un milagro ni del trabajo honesto; Martínez Sinisterra era una ficha del crimen organizado. Hoy purga una condena por los delitos de concierto para delinquir y fraude electoral.
En su momento, la comunidad vallecaucana denunció que entre Dilian Francisca Toro y Martínez, habían defraudado a “Comfenalco”, seccional Valle en más de 42 mil millones de pesos, hecho que está siendo investigado por las autoridades.
La gobernadora Toro, en compañía de su esposo, el cuestionado exdirigente político Julio César Caicedo
En la chatarra
Una persona que conoce las andanzas de la gobernadora Toro, le aseguró a LOS IRREVERENTES que “ella es como el cilantro: está metida en todos los cocinados”. Y no exagera la fuente. Ahora, cuando el país empieza a descubrir de la existencia de un cartel de falsas chatarrizaciones, el nombre de Dilian Francisca Toro vuelve a surgir como presunta cómplice del multimillonario fraude que puede llegar a ser, sin duda alguna, una de las más grandes estafas en la historia reciente de nuestro país.
De acuerdo con el testigo estrella de la fiscalía para el caso de las falsas chatarrizaciones, Andrés Villegas, la gobernadora Toro aportó una muy importante suma de dinero para participar en un negocio ilícito que consistía en falsificar los documentos de unos camiones viejos y hacerlos pasar como tractomulas para quedarse con las subvenciones le da el Estado a quien las chatarriza.
De acuerdo con el decir del testigo, Dilian Francisca Toro invirtió 200 millones de pesos en ese negocio, esperando recibir una utilidad del más o menos el 50%.
Así se ha edificado la carrera política de la señora gobernadora del Valle. Entre escándalos de corrupción, investigaciones por enriquecimiento ilícito, denuncias de desfalcos y alianzas con lo más corrupto de la clase política vallecaucana, con la buena suerte, hasta ahora, de no haber recibido ni una sola sanción, pues todo aquel que se atreve a denunciarla o a testificar en su contra es perseguido y vilipendiado por el ejército de secuaces que la rodean.
@IrreverentesCol
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