A muchos les cuesta entender el porqué del odio que la exministra Cecilia Álvarez y su pareja la doctora Gina Parody profesan contra el expresidente Uribe, si él fue la persona que las ayudó a convertirse en personajes públicos.
Forjada a la sombra del presidente Uribe, Gina Parody construyó una carrera meteórica (Ver: “La mala hora de Gina”) que empezó como asesora del congreso, escalando posiciones hasta convertirse en Ministra, sin muchos méritos pero con un activo que es muy útil en Colombia: la poderosa chequera de su familia, que valga recordar es la propietaria de las empresas “Supercont Panamá S.A”, “Stain Bros Inc.” e “Invertug Investments Holding S.A”, todas estas listadas en los denominados “Panama Papers.
Por su parte, Cecilia Álvarez, fue una mujer que hizo su carrera en el sector privado hasta que fue nombrada como asistente del consejero presidencial José Roberto Arango y luego exaltada como ministra consejera, cuando empezaba el segundo mandato del presidente Uribe.
La voltereta de estas dos mujeres se dio en enero de 2009, cuando desde Miami, ciudad en la que Parody se encontraba atendiendo un tratamiento de rehabilitación, la hoy ministra de educación envió una carta renunciando al senado y al partido de La U, que para la época era el principal bastión de la defensa del uribismo.
La carta de Parody causó extrañeza. En un abrir y cerrar de ojos, pasó de ser la más entusiasta defensora de Uribe a una de sus más feroces críticas. Lo curioso es que aquel cambio se produjo por los mismo días en que su millonaria familia no pudo quedarse con el control de unos silos en la ciudad de Barranquilla, gracias a que el gobierno se opuso a que se llevara a cabo dicha negociación.
Gina Parody se presenta a si misma como una persona impecable que no mezcla su carrera política con los intereses comerciales y empresariales de su padre y hermanos, lo cual no es del todo cierto. El propio expresidente Uribe hace algunos meses recordó públicamente un episodio en el que ella intentó intrigar para que el conglomerado empresarial de los Parody fuera beneficiario de una concesión.
El odio de Parody y Álvarez contra el expresidente Uribe empezó a gestarse en 2009.
Por su parte, Cecilia Álvarez expresa su rabia, pero se va por las ramas y evita contar el porqué de la misma. Todo se explica por la manera en que salió del gobierno de Uribe, en muy malos términos por el pésimo manejo que le dio, en su condición de ministra consejera, a la crisis de las pirámides que amenazó con hacer colapsar al sistema financiero colombiano y que terminó con los cerebros de esas organizaciones tras las rejas. Un día cualquiera, literalmente dejó tirado el trabajo y no volvió más por la Casa de Nariño. La suya, fue una reacción de solidaridad con Gina Parody, con quien por aquellos días empezaba la relación sentimental que ahora publicitan a los cuatro vientos.
Lo que cuesta trabajo entender es porqué un par de personas que hace unos años aplaudían a rabiar a un gobierno, ahora dedican buena parte de su tiempo a desprestigiarlo. No hay una sola razón objetiva de su odio. Todo responde a malquerencias personales generadas, en el caso de Parody, porque el gobierno Uribe no se prestó para que su familia pudiera hacer negocios de manera privilegiada.
@IrreverentesCol
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