Quienes se oponen al acuerdo de paz de La Habana con la guerrilla terrorista de las Farc, enfrentan un nuevo dilema que debe ser resuelto cuanto antes para efectos de no incurrir en equivocaciones ni imprecisiones: ¿Votar por el no en el plebiscito, o no votar el plebiscito de ratificación?
Es natural que la primera impresión de una persona que se declare en desacuerdo con lo pactado entre Santos y Timochenko quiera hacer uso de su derecho al voto y resuelva concurrir a las urnas el día que se convoque el plebiscito para votar en contra del acuerdo.
Lo que aquella persona no sabe es que con el simple hecho de acudir a la urna le está prestando dos servicios incalculables al propósito del gobierno y de las Farc: por un lado, está facilitando que se logre el umbral que fue fijado, arbitraria e ilegalmente en el 13%. De acuerdo con la Registraduría Nacional del Estado Civil, en las elecciones regionales de octubre del año pasado el censo electoral fue de 33.8 millones de personas. Sobre esa base, con que solamente 4.4 millones de ciudadanos salgan a votar el día del plebiscito por alguna de las dos alternativas sometidas a consideración –sí o no-, se superará el mínimo establecido.
Pero también, quien participe en el plebiscito, de alguna manera le estaría dando, con su asistencia al mismo, la legitimidad que desde muchos sectores se ha cuestionado. Para los defensores de la abstención, resulta entonces contraevidente argumentar que un mecanismo es ilegítimo y al mismo tiempo salir a sufragar en el mismo, independientemente del sentido en el que se deposite el voto.
Se ha dicho que el plebiscito es ilegítimo, en tanto fue aprobado y su umbral modificado de manera irregular por el Congreso de la República. Así mismo, aquel mecanismo no contempla que los ciudadanos se puedan pronunciar puntualmente sobre cada uno de los acuerdos alcanzados por el gobierno y las Farc. La pregunta se limita a preguntarle al elector si quiere o no la paz, lo cual es absurdo, pues muchos de los que quieren que Colombia pase la página de la violencia, no están de acuerdo con muchas de las concesiones que el presidente Santos le ha hecho a las Farc.
Las Farc aceptaron al plebiscito como mecanismo que ratifique la impunidad que les ha garantizado el gobierno
Pero además hay un hecho que pasó desapercibido en la declaración de Santos cuando amenazó con una guerra en las ciudades en caso de que los ciudadanos no aprueben el plebiscito. En ese mismo evento, el presidente se refirió a la mecánica del plebiscito y argumentó que la rebaja del umbral (que legalmente es del 25%), “obliga” a los ciudadanos a salir a votar y que quienes no estén de acuerdo tienen la opción de votar por el no.
Aquello es falso. En los mecanismos de participación ciudadana la abstención es una opción perfectamente válida y democrática, pues éstos no contemplan la posibilidad del voto en blanco que es la alternativa por la que se inclinan quienes tienen dudas o simplemente son apáticos frente a la pregunta que se está planteando.
En 2003, cuando el gobierno del expresidente Uribe propuso un referendo con el que se buscaba cambiar 12 artículos de la Constitución, la mayoría de electores no salieron a votar, razón por la que sólo una de las preguntas sometidas a consideración popular superó el umbral del 25%
En aquel entonces los opositores al gobierno, liderados por la izquierda y el partido liberal que para la época era presidido por la hoy inhabilitada Piedad Córdoba, promovieron a lo largo y ancho del país la abstención frente al referendo. Y, hay que decirlo, su campaña fue mucho más efectiva que la que adelantó el gobierno de Uribe. De hecho, la consecuencia inmediata de la derrota fue la renuncia general que presentaron los ministros del Gabinete.
Con la firma del cese bilateral de hostilidades entre gobierno y Farc, empieza la cuenta regresiva para la refrendación popular de los acuerdos. Se da por descontado que la Corte Constitucional, por una gran mayoría de votos a favor -7 contra 2- declarará exequible el plebiscito razón por la que quienes se oponen al contenido de los acuerdos de La Habana deberán decidir, cuanto antes, qué camino se deberá adoptar: si el voto negativo o la abstención frente al mismo.
@IrreverentesCol