“La hora de la Constituyente”, artículo publicado por LOS IRREVERENTES la semana pasada, generó una interesante reacción en el seno del uribismo. Algunos miembros del Centro Democrático, que defienden la pertinencia de una constituyente como mecanismo para reformar la justicia, activaron sus dotes de “arqueólogos editoriales” y rescataron textos que indican que esa propuesta surgió mucho antes de julio de 2012 cuando el entonces senador Juan Carlos Vélez, que militaba en el partido de La U, presentó un proyecto de ley para convocar a una Asamblea Nacional Constituyente enfocada única y exclusivamente en la reforma a la justicia.
El 3 de noviembre de 2009, en pleno régimen uribista, José Obdulio Gaviria, que para la fecha ya no se desempeñaba como alto consejero presidencial, publicó una columna en el diario El Tiempo, bajo el título “Pequeña constituyente”. Gaviria planteó en su escrito que “cuando hay una laguna no hay salida distinta a una corrección definitiva mediante reforma constitucional. Será tan especializada, que la vía es una pequeña Constituyente, con temario restringido al intrincado tema de la Justicia. Los partidos de la coalición uribista deben proceder de inmediato, de común acuerdo con el Gobierno, a presentar el proyecto para que alcancemos a elegir a sus miembros (especializados) en marzo próximo”.
LOS IRREVERENTES le preguntaron al columnista y hoy senador Gaviria por la respuesta que a su propuesta le dio en aquella época el ministro del ramo, Fabio Valencia Cossio. El congresista está convencido de que Valencia “ni la leyó, y si la leyó, le importó un comino. La salida del ministro Londoño y, sobre todo, de su viceministro Rafael Nieto Loaiza del ministerio de justicia, nos dejó sin interlocutor a quienes creíamos que la gran reforma que le iba a dar el uribismo a los colombianos era la de la justicia”, aseguró Gaviria. Y agregó: “En octubre de 2011, en pleno régimen santista, volví a la carga con la idea de una pequeña constituyente. Aquella vez escribí que después de 20 años de vigencia de la Constitución la politiquería tiene semidesmantelada la rama judicial. Cada vez más vacantes son cubiertas por los validos y recomendados de directorios y las cortes y tribunales negocian con los nominados a contralorías y Fiscalía porcentajes de cupos en esos organismos . Créanme: a ese paso, en otros 20 años, Colombia no tendrá quién imparta justicia, sino que habrá un remedo de tribunales y un tráfico impúdico de sentencias”.
El exministro del Interior y Justicia, Fabio Valencia Cossio, no hizo nada para
reformar la justicia cuando estuvo en su cargo.
Según Gaviria, “la Constitución del 91 nos dio el sistema judicial más inoperante de Occidente (lo certifica un estudio del Banco Mundial). Resolver una controversia sobre contratos dura lo que la vida probable de las partes. Un juicio electoral, en ningún caso se resuelve dentro del período del cargo en cuestión. Las dos instancias de procesos de nulidad de actos administrativos puede tardar 10 años o más. Los particulares ni intentan iniciar las pequeñas causas…”.
Cada vez son más fuertes las voces de quienes demandan una constituyente para reformar los cimientos de la derruida justicia colombiana. El exvicepresidente Francisco Santos, en su sección “Los 4 gatos” de LOS IRREVERENTES, planteó que “para nadie es un secreto que la crisis en la justicia es el mayor problema que tenemos para preservar las instituciones y mantener la división de poderes. Es urgente una constituyente para hacer varias reformas que no han podido pasar en el Congreso. Hay que acabar con los fiscales que sin control hacen lo que les da la gana; el Ejecutivo debe manejar la fiscalía, para que sea el responsable cuando la justicia no funciona, se politiza o es utilizada con fines políticos”.
Desafortunadamente, en Colombia todo es importante y nada es trascendental. Llevamos años registrando impávidos cómo la administración de justicia se ha convertido en una herramienta política y en un bazar donde los procesos se negocian con dinero en efectivo, los fiscales recurren a falsos testigos para procesar a personas inocentes y los jueces imparten condenas sin fundamento probatorio alguno. Esa no es la justicia que necesita el país y ojalá sea esta la oportunidad para que, al margen de las diferencias ideológicas, se constituye un consenso que impulse, cuanto antes, una Asamblea Nacional Constituyente que ponga al día muchas de las asignaturas pendientes que tiene la sociedad colombiana, empezando por la reconstrucción de la justicia.
@IrreverentesCol