El dictador de Idi Amín Dada, conocido como el caníbal de Uganda, además de ordenar la muerte de más de medio millón de sus compatriotas, se hizo famoso por los autohomenajes que se rindió durante los 8 años en los que ostentó el poder en su país.
Hizo que quienes se fueran a referir a él lo hicieran llamándolo “su excelencia el presidente vitalicio, mariscal de campo, señor de todas las bestias de la Tierra y peces del mar y conquistador del imperio británico”. Igualmente, a pesar de ser un hombre prácticamente analfabeto, obligó a la universidad de Kampala a que le confiriera el título de doctor en leyes.
Los áulicos de Amín, en aras de agradarlo y exaltarlo, en su momento propusieron elevar la imagen de su padre al más alto nivel de la patria. En las aldeas y ciudades de Uganda, las calles principales amanecieron un día cualquiera rebautizadas con el nombre del progenitor del “amado líder” ugandés.
A pesar de que hay diferencias protuberantes entre uno y otro, Colombia transita por el mismo camino de Uganda al pretender, a través de una ley lambona, exaltar la memoria del padre del presidente Juan Manuel Santos.
Es cierto y resulta irresponsable negarlo, que don Enrique Santos Castillo fue, sin duda, uno de los mejores y más discretos periodistas de Colombia. Su papel como editor general de El Tiempo, fue fundamental para la consolidación de aquel como el más grande, influyente y respetado periódico de Colombia.
Todo aquello es muy cierto, pero lo que resulta inaceptable es que el Congreso de la República, en pleno gobierno de Juan Manuel Santos, esté dándole trámite a un proyecto de ley cuyo objeto, tal y como se lee en la ponencia del mismo, sea el de “exaltar la memoria del periodista Enrique Santos Castillo y autorizar al Gobierno Nacional la realización de actos que rinden honores”.
El autor del proyecto de ley es el representante a la Cámara Arturo Yepes Alzate, quien en enero de 2014, contradiciendo a su hermano Omar que para la época presidía al Directorio Nacional Conservador, propuso que el candidato presidencial de su partido fuera Juan Manuel Santos. “Las víctimas necesitan cuatro años más de gobierno, igual por la vivienda gratuita para los más humildes”.
El nivel de lambonería de Yepes con el gobierno es de tal magnitud que hace unos días, con ocasión de los cambios que hizo el presidente en el gabinete, expresó en un video publicado en la red social Youtube lo siguiente: “excelente el nuevo equipo ministerial del presidente Santos. Caldas, muy reconocido por la llegada al ministerio de Transporte de Jorge Eduardo Rojas, exalcalde de Manizales, persona de todas las querencias de nuestro departamento y, por sobre todo, hombre que es plena garantía para todos los partidos”.
Y cuando de atacar al uribismo se trata, Yepes está en la primera línea. Es habitual leer sus trinos en Twitter en los que ataca con insultos a los militantes del Centro Democrático: El 7 de junio, le escribió al hijo del presidente Santos, Martín un mensaje en el aplaudía un comentario suyo diciéndole: “Mezquindad y falta de amor patrio. El uribismo da asco”.
Arturo Yepes, autor del proyecto de ley zalamero que enaltece la memoria del padre de Juan Manuel Santos
El proyecto de ley
Con la clara intención de agradar a Juan Manuel Santos, en 2015 el representante Yepes Alzate, acompañado por un par de colegas suyos, presentó en la Cámara de Representantes un proyecto que consta de 10 artículos y ya está a dos debates de convertirse en ley de la República.
En el texto, se define al padre de Juan Manuel Santos como un “eminente ciudadano que consagró su vida a la defensa de los principios democráticos de la República”. A renglón seguido, el proyecto continúa la apología de don Enrique Santos, que valga recordar era un furioso defensor de la dictadura de Franco en España, aseverando que “su trayectoria periodística como modelo de consagración a los valores humanísticos como orientador de opinión y modelo de dignidad y señorío para ejemplo de esta y las generaciones venideras”. No incluyeron más adjetivos porque, al parecer, no tenían más espacio para hacerlo.
Una vez que el proyecto de Arturo Yepes termine su tránsito por el Congreso y Juan Manuel Santos lo sancione, los colombianos tendrán que pagar un busto de Enrique Santos Castillo que se erigirá en la sede de la Gobernación de Boyacá, la construcción de un colegio en la ciudad de Sogamoso –Boyacá- que llevará el nombre del progenitor del mandatario. Igualmente, el ministerio del Interior deberá ubicar un parque de Bogotá al cual deberá, como en la Uganda de Amín, ser rebautizado para que en adelante se llame “Parque Enrique Santos Castillo”.
Pero el homenaje no para ahí. Con recursos públicos, la Radio Televisión de Colombia, RTVC, deberá contratar la producción, elaboración y difusión de un documental sobre la vida y obra del hombre que engendró a Juan Manuel Santos. El proyecto es bastante generoso en materia de homenajes, pues también ordena que se haga una emisión filatélica con la imagen de don Enrique y que el ICETEX cree un programa de becas en honor al ilustre personaje.
El congresista Arturo Yepes Alzate está en toda la libertad de alabar, enaltecer, exaltar, respaldar y hasta idolatrar al presidente Juan Manuel Santos quien seguramente le ha dado, en retribución por su sincera admiración, una buena porción de mermelada. Lo que resulta francamente desafortunado e inapropiado es que en pleno gobierno de Santos se le dé trámite a un proyecto de ley que exalte de manera exagerada la memoria del progenitor del presidente y que ese ensalzamiento, además de ser exageradamente zalamero, le costará varios miles de millones de pesos al erario.
@IrreverentesCol